El pasado sábado, durante, la extensa charla con Telmo Esnal, una historia asomó timidamente la cabeza. La figura de JUAN IGNAZIO IZTUETA. En la charla deciamos que la película DANTZA no hubiese existido como la conocemos sin JUAN ANTONIO URBELTZ y continuando la analogía sin Iztueta estaríamos en las mismas.
El Zaldibitarra Iztueta, con una más que amplia bibliografia. Como todo buen "procer" en su campo, siempre se nos lo ha presentado inmaculado e impoluto.
Hete aquí, la duda salta, estuvo preso si, varias veces. Condemado tambien. Vida azarosa debió tener. En este punto no es el primer icono de la danza, que bailó tanto en las plazas como en las camas. Nos indica una vida llena de vueltas....
El sembrado en DANTZA (la pelicula), esta lleno de esta vuelta perdida, la "jira galdua". Como bien nos contaba Telmo, uno de los pasos donde la camara puso su enfasis y lo agrandó para nosotros los espectadores. En los jauziak, claramente hermanados con las soinu zaharrak o melodias viejas, encontramos los "airian", los cuales tienen tambien un sesgo a esta vuelta perdida. Sin iztueta y sus textos/descripciones, este paso en concreto se hubiese perdido!
El cancionero vasco, la mayoria crecimos pensando el divorcio constante entre letras y danzas y la cosa no era así del todo. Son muchas más danzas de las que pensamos que tienen música, pasos y letra. Otro aporte tambien de Iztueta.
El legado de Urbeltz, la soka, esas cuerdas, que sin duda se han revitalizado gracias a su tenacidad y persistencia. Ese mapa del Goiherri anudado, es una de las imagenes que te hacen pensar, en ese algo más, que no sabemos si algún día sabremos.
El listado de esos pasos, todos con sus nombres y medidas. Su simetría. Nos ha hecho convertinos a los con humildad "maestros de danza" en ingenieros matemáticos. Como sumar un 8, como respetar la leyes de cada pie, y comezar los compases como se dicta en los parrafos de Iztueta,,,,
El triangulo se cierra y no está perdido. Iztueta dejó un legado, con sus luces y sus sombras. Urbeltz ha pasado su vida alumbrando ese legado y Telmo, como nadie, puso esos estáticos textos en movimiento. La vuelta perdida, vino para encontrarnos!
AITOR ALAVA
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