Los límites de nuestra verdad, nunca como ahora ha estado en los umbrales de nuestra propia casa o espacio habitable. Transitamos ya, 1/3 de este 2020, convirtiendo sacar la basura en toda una excursión por Jurasico Parque. Solo así es comprensible que en esta magnificencia hechos y/o comentarios que no saltarían por ninguno de nuestros balcones, sean el maná de una tribu hábida de manjares para su insaciable ira. Esta necesidad hará que el líquido rojo, lleno de glóbulos corra y se desparrame, tiñendo la realidad con el color del odio. Es en ese instante donde uno, ante la tentación del disparate se debe tomar su tiempo, y distancia.
Puertas adentro de nuestro balcón, hoy mas que nunca, toda la información es libre 7x24. No hay límites. Está todo ahí. No hay ninguna necesidad, para auto-marcarte la cancha y menos hacerlo balcón-afuera. Sabiendo que la muralla de nuestras propias barandillas, serán eso mismo, hasta que un pinchazo salvador nos libere, unos segundos de auto-reflexión individual no serían desperdicio. La reafirmación de nuestro propio pensamiento nos hace ser asnos sin posibilidad para ver que tambien hay, en los margenes de nuestro transitar. Creemos a nuestros gurús con admiración sacro-santa y enterramos al rival sin ni dejar que respire. Justo ahí en ese aliento quizás esté, la parte que el balcón hoy no no deja ver.
AITOR ALAVA
0 comentarios:
Publicar un comentario