La reciente pieza de bronce descubierta con forma de mano en Irulegi (valle de Aranguren), nos habla del uso de la escritura en euskera (primer siglo a.C.) por parte de la población situada en el ámbito agrícola de las tierras habitadas por los vascones. Ello puede proporcionar interesantes análisis lingüísticos e innumerables debates sobre el significado o consecuencias de esas palabras inscriptas o punzonadas en esta reciente pieza arqueológica hallada por los grupos de la sociedad Aranzadi. Que para nosotr@s, como investigador@s de la cultura tradicional, nos ratifica en el uso de objetos o amuletos de protección doméstica. La obra presenta un orificio para ser colgado en la entrada de alguna vivienda y de este modo, posiblente preservar a sus moradores o visitantes.
Los elementos de conjura o protección se suceden de modo diacrónico y así, aparecen hachas de sílex o metálicas en las cuevas o chozas de pastores y carboneros para la protección contra el rayo, la colocación de garras o manos de animales en el umbral de las casas frente a los enemigos (etsaiak, Gauekoa, sorginak, etc.) y el uso de elementos vegetales no elaborados (cardos, ramos, flores o verduras) y los materiales transformados (cruces). Además de talismanes personales (puyas o higas de vidrio, cristal y azabache) en forma de mano o puño contra el mal de ojo (begizkoa) o las formas adquirida por el estaño en las formulas curativas (begizkunea). Y también la mano es uno de los elementos de significado simbólico-religioso que vemos pintada en ocre rojo sobre las paredes de las cuevas naturales habitadas en la prehistoria.
Pero también tienen su presencia en espacios festivos-rituales, aunque en nuestro contexto geográfico no aparecen las manos (clásico en otras latitudes y culturas) como rituales pinturas corporales sobre el torso desnudo. Si aparecen pintadas con sangre extendida a mano sobre el disfraz, entre los “momotxorro”s de los Carnavales de Altsasu y en la localidad de Ataun los jóvenes por estas mismas celebraciones carnavalescas, cosían manos rojas de tela en los pantalones de su indumentaria festiva. Tozuda costumbre que nos apunta siempre en la misma dirección interpretativa y funcionalidad. De esta forma somera hemos recorrido siglos de nuestra historia de la cultura tradicional y el uso habitual de las manos conceptuados como elementos solidarios, simbólicos, rituales y de protección por la mentalidad colectiva.
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