viernes, 3 de abril de 2015

Una investigadora de lo popular "ISABEL ARETZ"





ISABEL ARETZ

Por Carmen Gutiérrez de Arrojo


La tradición y la música popular no pueden defenderse desde el olvido, ni desde la exclusión. En el puesto más lejano de nuestra geografía, una guitarra espera ser pulsada, un tambor, una caja o una quena esperan ser re-significados, porque en ellos están todos los sonidos y en su historia toda la música.

Convocar hoy, cuando el presente está abusivo de urgencias, a leer sobre la tradición, en este caso, sobre lo musical en la tradición de Argentina y de América Latina, es exponernos desde el título mismo, a encontrarnos con un bagaje inusitado de sensibilidades, de nostalgias, de sentimientos, de significaciones, de experimentaciones y de muy diversos puntos de vista, los que, la mayoría de las veces se condensan, todos ellos, en los pequeños e improvisados versos de un "cogoyo".

Se llenaría, también, nuestro escritorio de experiencias, investigaciones, realidades, nombres, recuerdos, lugares, melodías, infinidad de melodías, que se pierden en el tiempo de un pasado escasamente reconocido en sus alcances históricos, sociales y culturales. Nos referimos a un pasado, que se enmarca dentro de las profundas huellas dejadas por los miles y millones de seres sensibles e inteligentes que poblaron nuestros oasis, nuestros valles y nuestro ríos. No alcanzaríamos con palabras a interpretar ni aun a recuperar el valor de humanidad que nos brinda un punteo virtuoso en la guitarra, un rasguido o un golpe milenario de tambores.

Por estas razones, ya conocidas, nos propusimos hoy, para reflexionar sobre el Día de la Tradición buscar un modelo en nuestra historia reciente. Buscar una vida que representara el no silencio, el no olvido de las expresiones simbólicas populares. Que nos propusiera con su obra y con su compromiso estético, un camino de futuro para la historia y el destino musical de América Latina. Un modelo de rescate, investigación y creación, un destino de conocimiento que partiera de reconocer el calidoscopio referencial de los pueblos de nuestra América.

Por eso, hoy hablaremos de la musicóloga argentina Isabel Aretz. Una investigadora que nos ha permitido con sus libros, sus composiciones y su actividad organizativa y de acción cultural, pensar un futuro para la música latinoamericana, sin taxonomías étnicas, ni estéticas, ni nacionales, ni ideológicas.

Isabel Aretz nació y murió en Buenos Aires (1913 / 2005 ), falleció este invierno, hace exactamente cinco meses, a los 92 años de edad.

Ese día el campo de la etnomusicología latinoamericana perdió con ella "uno de los pilares más sólidos en lo que hace a la investigación científica de la etnomúsica, la docencia y la creación musical en América". Su capacidad intelectual y su labor de investigación se compendia en una cuantiosa producción: libros, monografías, artículos, que traslucen un laborioso estudio de los materiales obtenidos en los viajes de investigación de campo cumplidos en América y África; gran parte de ellos en compañía de su esposo, Luis Felipe Ramón y Rivera, inseparable compañero y colega.

Realizó viajes de rescate e investigación por distintas provincias argentinas. En 1946 publicó "Tucumán, historia y folclore"; en 1952 editó "El folclore musical argentino"; en 1972 el Fondo Nacional de las Artes le otorga el primer premio por su libro " Música tradicional de La Rioja", por nombrar algunos de sus trabajos.

Viajó a Paraguay, Uruguay, Chile, Bolivia y Perú y a partir de 1946 viajó a Venezuela para organizar la sección de música del Servicio de Investigaciones Folclóricas de ese país, donde adoptó la ciudadanía venezolana. Son numerosas las publicaciones que realizó en Venezuela y los premios recibidos por sus trabajos.

Diríamos, utilizando su pensamiento en homenaje a Carlos Vega, en "Las Terceras Jornadas Argentinas de Musicología en 1986", "que no se trata de exaltar una investigación más, sino de poner a valer un estudio básico, único que requirió inclusive crear métodos científicos donde no había más que bellas referencias [...] que la tradición había enhebrado, para hacerlas llegar a nuestros días". (Aretz; 86)

Otro aspecto destacable de Isabel Aretz es su labor como compositora y el respeto que propone en su obra sobre la libertad creativa. Para ella, "ninguna técnica actual debe estar reñida con la toma de conciencia nacional y latinoamericana". Este axioma se cumple en toda su trayectoria de creadora y fue el que, como compositora, le hizo abordar el estudio de la etnomúsica con el fin de desarrollar, a partir de allí, un arte esencialmente latinoamericano.

En estas frases encontramos el porqué de nuestro deseo de hacer conocer y difundir su obra y su trayectoria, fundamentalmente porque su pensamiento creativo nos afirma, que el compromiso y la toma de conciencia latinoamericana no debe estar reñido con ninguna técnica compositiva.

A partir de 1968 comenzó en sus composiciones [que se habían iniciado dentro del nacionalismo de los años ’40] un gran cambio hacia fuentes experimentales electroacústicas, como en su obra "Birimbao" para cuatro timbales y cinta magnética. A partir de entonces su campo compositivo ya no es sólo el nacionalismo.

Deseamos comentar su obra "Yekuana" por el contenido contextual de los textos. En ella la compositora busca, dentro de los rescates del pasado, la motivación para responder, desde la música, a la defensa de la vida en el presente. Sobre esta obra nos dice su biógrafa la musicóloga argentina María Teresa Melfi **

"La obra fue escrita en 1972 en momentos en que el respeto por la vida humana sufría un grave deterioro en todo el continente. Escrita para 8 voces solistas, orquesta y cinta magnética, en ‘Yekuana’ la autora aprovecha las voces humanas para contraponerle grabaciones de cantos de pájaros, "con la utilización de digitaciones de nuevos sonidos en las maderas y microtonos en las cuerdas".

Los textos de la obra se basan en la mitología de dos legendarias culturas, la wanadi y yekuana. En esas culturas, "los pájaros sagrados son intermediadores entre las almas de los muertos y el señor del Universo y sólo los que no han matado pueden alcanzar el octavo y más alto de los cielos. [...] sugestivamente la obra concluye con un "No matar" repetido en diversos idiomas."

El contenido simbólico de este texto nos induce a afirmar que no es imposición del material sonoro, ni exigencias expresivas o estéticas las que llevaron a que esta obra de Isabel Aretz termine con un "No matar". Rescatamos esta obra, entre más de cuarenta títulos de su catálogo, porque representa la coherencia de un investigador comprometido con el pasado como identidad y pertenencia, pero abriendo puertas al futuro sonoro de la música.

Como educadora, la recordamos, además de haber tenido sus libros como herramienta didáctica e histórica, por la enorme confianza que ella depositaba en la labor del maestro de música en las escuelas públicas, desde el nivel inicial hasta el egreso de nivel medio. En el artículo de "La música como tradición", convoca a todos los maestros a la defensa ineludible de la música como identidad. Nos decía: "Nos interesa sobremanera que esas culturas no se pierdan, porque allí están las verdaderas reservas musicales del futuro, como en los bosques están las reservas pulmonares de los pueblos y más aún, las reservas de agua necesarias para la subsistencia" [...] "En consecuencia para que el marco social de la tradición se redujera, tendrían que desaparecer antes todos los portadores de estos repertorios y sus correspondientes motivaciones culturales"

Isabel Aretz visitó Mendoza en el marco del Foro "La música en el Mercosur", realizado en diciembre de 1999. La Dra. Aretz; (directora del Centro Argentino de Etnomusicología y Folclore) disertó sobre "Música, investigación y docencia en el Mercosur".

A propósito del Día de la Tradición hemos deseado hoy rendir homenaje y valoración a la obra de una investigadora, compositora y docente que supo comprometer su vocación con el futuro de América Latina, sacando del olvido y del silencio las multitudes de voces de Indoamérica, que resisten desde el canto, como los pájaros, su derecho a ser escuchadas.

Los datos y reflexiones en cursiva pertenecen a la musicóloga MaríaTeresa Melfi y Hugo López Chirico; del T.1 del Diccionario de la Música española e hispanoamericana y a un trabajo inédito de María Teresa Melfi como biógrafa de la Dra. Isabel Aretz.

M.T.Melfi falleció en diciembre de 2002, quedando inédito su trabajo sobre la vida y la obra de I. Aretz, fue integrante de la Dirección de la AAM (Asociación Argentina de Musicología).




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