lunes, 20 de octubre de 2014

ERDIZKA eta,,


Los 'jauzis', base coreográfica de las danzas tradicionales de la Baja Navarra

A esta parte del Pirineo, la popularización del jauzi ha quedado secuestrada en manos de los grupos folklóricos, no pasando en los diversos bailables tradicionales más allá de la escasa interpretación de la primera bolant-iantza y el zazpi-jauzi. Y sin embargo, la anual cita de los bolantak valcarlinos el día de Pascua nos recuerda que el jauzi no es algo lejano ni ajeno, pues se trata de una forma coreográfica cercana, profundamente imbricada en nuestro imaginario tradicional, que la tenemos ahí mismo, y muy viva, y que debiera de una vez por todas hacerse con la supremacía en hipotéticas futuras salas locales al modo del Tradicionarius barcelonés, cosa que, por otro lado, aún vemos demasiado lejana.



Aportación de Sagaseta


Con la publicación de los estudios de Miguel Ángel Sagaseta Ariztegui sobre los bailes valcarlinos se marcó un hito bibliográfico aún no superado en la amplia documentación coreútica tradicional de Navarra. Ningún libro sobre tema folclórico ha sido tan rápidamente agotado en Navarra como las Danzas de Valcarlos que la Institución Príncipe de Viana publicara a Sagaseta en 1977.

Realmente es una pena editorial que bien la misma Institución o bien cualquier otra editorial al uso no se haya propuesto el acometer alguna reedición del mismo, en vista del profuso mercado fotocopista que rodea al citado libro entre los grupos de danzas. Sin duda, estos últimos no inspiran aún la confianza que debieran para acometer tan atrevida inversión. En cualquier caso, el tiempo que pueda transcurrir hasta que ello se haga realidad, si es que llegara a suceder, no restará valor alguno a la obra del de Ituren.

Previamente al libro, Sagaseta había publicado el artículo Estudio de los bailes de Valcarlos, que apareció en el número 20 de la revista Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra de la citada Institución. Como él mismo confiesa al comienzo del mismo, en sus años jóvenes sintió verdadero orgullo cuando veía a su padre, de setenta años, abrir la soka del zortziko en la plaza de Ituren, siendo además su hermano el txistulari. Por ello no es de extrañar que ya siendo seminarista participara de alguna manera en el grupo local Mendaurko Artzaiak.
                          

Ordenado sacerdote, su nuevo destino lo llevó a Luzaide, donde residió desde 1966 hasta 1973, y en donde armado de sus conocimientos musicales llevó a cabo su investigación. Durante su estancia en Valcarlos le tocó vivir la recuperación de las polkas, la introducción en el cortejo del elemento femenino -no sin una primera muestra de desaprobación que felizmente fue rápidamente solventada-, y le tocó, así mismo y aunque pueda parecer paradójico, el presenciar la desaparición de parte del acervo musical y de danza de la localidad.

La investigación de Sagaseta comenzó por transcribir cuantas melodías de danza pudo rescatar. En esto estaba cuando tomó contacto con Patxi Arrarás, quien le dio a conocer una copia defectuosa del primer trabajo publicado sobre el tema que citaremos seguidamente. Centró primeramente Sagaseta su investigación en la parroquia de Luzaide, esto es, en el actual municipio de Valcarlos, más el barrio de Ondarrola que en la actualidad pertenece a la vecina localidad de Arnegi.

Más adelante amplió sus investigaciones a otras localidades bajonavarras, como Aldude, Arnegi, Azkarate, Banka, Baigorri, Donaisti, Donapaleu, Donazaharre, Jatsu, Izpura, Lakarra, Lasa, etc..., e incluso también de Lapurdi y Zuberoa, contando para ello con la colaboración del director del grupo donostiarra Argia, Juan Antonio Urbeltz, y del director del grupo Oldarra de Biarritz, Koldo Zabala.

En su investigación, Sagaseta no se contentó con recoger únicamente la música de los jauzis, sino que dio noticia bio-bibliográfica de algunos de los autores y sus trabajos existentes al respecto. Así pues, nos dio a conocer la existencia de Pierre Laharrage, tradicionalmente citado por el acrónimo P.L.P. con que firmó su recopilación. Es esta la primera obra conocida publicada sobre jauzis, Dantza yauzi osoak beren segidekin; sauts basques authentiques avec leurs suites, impresa en la casa de F. Pech de Burdeos hacia 1900.

Al igual que Sagaseta, este Laharrage era sacerdote y músico. Nacido en 1829 en Lekuine, el Bon-Loc del camino jacobeo, ejerció de párroco en las localidades suletinas de Sohüta e Ithorrots, así como en la bajonavarra de Meharin y en la labortana de Angelu, en la que falleció en 1914. En su obra recogió doce jauzis y nueve seguidas o jauzi-buztan, piezas más cortas con las que en ocasiones se da fin al jauzi.

Junto a Laharrage, Sagaseta también nos cita los manuscritos de Dassance, del seminario de Baiona, las papeles de Pierre Lamaison, los de Faustin Bentaberri, o el cuaderno de Bautista Salaberri.


Después de los trabajos de Sagaseta han aparecido diversos estudios sobre los jauzis. El más importante de todos ellos, sin duda, es la impresionante investigación de Jean-Michel Guilcher La tradition de danse en Béarn et Pays Basque français, impreso en París en 1984, aunque en base a los datos recogidos en trabajo de campo efectuado entre los años 1962-1976 -casualmente al mismo tiempo que Sagaseta-, y en el que junto a otras expresiones tradicionales como las mascaradas de Zuberoa, las paradas chariváricas, las cabalgadas, las danzas en cadena, etc., dedica un extenso capítulo de más de 200 páginas a los sauts basques, en el que además de mencionar más de 25 jauzis diferentes, apunta datos sobre su localización, función, método, notación o técnica. Cierra el libro una completa bibliografía de más de 150 entradas, que si bien no todas hacen referencia al jauzi, sí que nos ofrece una acabada visión de lo que sobre el tema se había escrito hasta la fecha.

                        

 Con una perspectiva muchísimo más localista y divulgadora que Guilcher, en el escueto artículo Aperçus de la cavalcade bas-navarraise aparecido en la revista Dantzariak de 1987, Thierry Truffaut traza un esquemático apunte sobre los personajes y las acciones propios de la Kabalkada o Santibate, escenario por excelencia del jauzi bajonavarro. En cambio, en Bailar el caos, densísima obra del ya citado coreólogo pamplonés Juan Antonio Urbeltz aparecida en 1994, hay un capítulo entero a las danzas que nos ocupan, al que da el mismo título que el de la obra, Bailar el caos, y en el que también hace una pequeña incursión en las baztanesas Mutil-dantzak, variante más meridional y diferenciada del jauzi.

Para Urbeltz, quien sigue a Guilcher, esta forma de danza estaría emparentada con el branle francés de los siglos XV y XVI, y más concretamente con las descripciones que Thoinot Arbeau recogiera en su Orchesographie de 1589.

También el folklorista guipuzcoano Gaizka Barandiaran redactó hace ya unos años un extenso artículo, Luzaideko dantzak; Danzas de Valcarlos, que tras rodar infructuosamente por diferentes instituciones y redacciones de revistas especializadas, apareció finalmente publicado en el último número de la tristemente ya fenecida Dantzariak, entrega 52 correspondiente a julio de 1995. Tras ensalzar Barandiaran la obra de Sagaseta, desgrana una serie de reflexiones en torno a los jauzis, a su relación con otras danzas folclóricas e incluso con música culta, realizando un profundo estudio de la pieza Muxikoak. 

Gaizka Barandiaran Balantzategi nació en Oñati en 1916. Jesuita, ha tenido una gran relación con Navarra viviendo en los conventos de Javier y de Tudela durante varios años. Destaca como escritor y traductor vasco, habiendo vertido al euskara las obras clásicas de Virgilio. Gran amante de la cultura tradicional, se inició en el mundo de la danza siendo seminarista en Durango, donde profundizó en el ciclo de la dantzari-dantza del Duranguesado.

En Navarra trabó gran amistad con Maxi Aranburu, realizando una gran labor de investigación recopilando el folklore de los valles pirenaicos en Roncal, riñón de Vasconia, así como del paloteado de Cortes. A pesar de todo, dentro del poco agradecido mundo del folklore Barandiaran ha sido más conocido fuera que en casa, ya que es miembro del International Folk Music Council desde 1956, habiendo colaborado en la conocida enciclopedia musical Grove's Dictionary.

Joxemiel Bidador


                          

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