Karlos Sánchez Ekiza
Por Karlos Sánchez Ekiza:
Zortzico.. Danza folklórica vasca en cinco por ocho
(erróneamente se lo ha anotado en diez por ocho, v. Aurresku), con la
particularidad de que el segundo tiempo y el cuarto son casi siempre notas con
puntillo
(Diccionario Oxford de la Msica)
Pero por regla general los mitos antiguos no ofrecen una historia sencilla y coherente, y por ello nadie debe de extrañarse si algunos detalles de mi recensión no concuerdan con los de cada poeta e historiador
(Diodoro Sculo: Libro IV 44:5,6)
Planteamiento de la cuestión
El zortziko es, y sobre todo ha sido considerado
generalmente como uno de los rasgos más emblemáticos -si no el mayor- de la
música vasca. Desde las obras de Iparraguirre hasta el Maitetxu mía, pocos son
los nativos o ajenos al país que no lo distinguen como caractersíticamente
vasco. Como tal se puede ver en cualquier trabajo que trate, con mayor o menor
calidad e intención, del folklore o las costumbres vascas, y ciertamente no ha
habido músico o musiquillo del país que no haya utilizado alguna vez sus cinco
mágicas corcheas.
Sin embargo, no es menos cierto que la etiqueta de
zortziko se aplica a realidades bien distintas del ritmo de cinco por ocho: así
tenemos zortzikos en seis por ocho, zortziko txikiak en dos por cuatro, e
incluso determinadas danzas de Navarra: zortziko de Lantz, de Baztán, de
Alsásua, zortzikos o belauntzikoak de los distintos ingurutxos,.. realidades
tan distintas entre si que resulta ciertamente difícil encontrar una definición
o punto común que englobe a todas. Y el zortziko, finalmente, ha sido el
causante de las polémicas más agrias sobre música tradicional que ha habido en
nuestro país. En efecto, en la segunda mitad de nuestro siglo una serie de
conferencias y artículos del ingeniero donostiarra Francisco de Gascue en torno
a la música vasca ocasionaron una serie de polémicas, en ocasiones subidas de
tono, entre algunas de las mayores personalidades de la cultura vasca del
momento. Gascue defendía, en esencia, que el compás del zortziko no era ni tan
antiguo ni tan frecuente en la música vasca como se decía. El veneno de la
cuestión estribaba sin embargo en que iba imbricada en otra de mayor
envergadura: nada menos que la existencia o no de una música popular vasca, ya
que Gascue optaba por considerarla de origen celta. Eso es lo que explica la
abundancia de escritos en contra que recibió.
En contra de la opinión de Urbeltz (1989; 21-22), la obra
de Gascue fue meritoria en muchos aspectos: especialmente su obra póstuma -no
citada por Urbeltz- Materiales para el estudio del folklore músico
vasco (1920) aporta un afán investigador, unos principios metodolgicos
y un trabajo de campo, especialmente en el ámbito instrumental, muy superior a
los de sus adversarios (excepción hecha, naturalmente, de Azkue y el padre
Donostia, que contaban con trabajos ya realizados), además de tener la valentía
de estar solo y -aún más meritorio en mi opinión- de saber reconocer sus
propios errores. Es cierto que algunas de sus opiniones son ingenuas y muestran
errores de bulto, pero son las normales en una fecha en que no sólo la
investigación folklórica, sino la musicológica en nuestro país estaban
auténticamente en pañales. De hecho, sus contemporáneos fueron incapaces de ver
muchas de ellas. La conclusión de la polémica se produjo en parte por la muerte
de Gascue, pero sobre todo ante la imposibilidad real de llegar a conocer el
fondo de la cuestión con los medios con los que contaban y, como suele ocurrir
en estos casos, sin una conclusión satisfactoria.
A estas obras siguieron unos años de silencio, excepción
hecha de algn artículo de Rodrigo A. de Santiago, y sobre todo, de los estudios
de Gaizka de Barandiarán en los años sesenta, estudios que aparentemente
tampoco conoce Urbeltz, y de los que hablaremos más detenidamente. En realidad,
Barandiarán se limita a la obra valiosísima, pero no infalible, de Iztueta, de
la que extrae unas conclusiones que se tienen hoy como de uso comn,
especialmente en Guipúzcoa y en el ambiente de los grupos de danza. Este
relativo silencio lo ha roto la obra de Urbeltz Música militar en el
Pas Vasco: El problema del, zortziko (1989), que plantea una visión
absolutamente nueva de la cuestión. A este libro se ha opuesto de manera tan
rotunda como airada José Ignacio Ansorena en un artculo titulado El
zortziko la frase de ocho compases y el compás de cinco por ocho (1990).
Lo que esta comunicación pretende es analizar cuanto se ha dicho y escrito
sobre el zortziko, y tratarlo desde el único punto de vista que a mi juicio
puede aportar auténtica luz al tema: abordarlo desde una perspectiva histórica.
En mi opinión una característica definitoria de cualquier realidad viva es su
propia variación. Crivillé (1983; 65) afirma: En todos los campos de la vida
tradicional, y el de la música no constituye una excepción, es precisamente la
transformación y las mutaciones diversas un incentivo de continuidad y lo que
promete longevidad a aquellas. Este planteamiento, elemental desde el punto de
vista musicológico -pensemos por ejemplo en las acepciones sustancialmente
distintas que tienen palabras como sinfonía, sonata, concierto, motete, etc.,
según la época de la que se hable- se encuentra ausente en trabajos sobre
música tradicional 1.
Para ello dividiremos el estudio en dos partes fundamentales,
y como veremos no por razones precisamente metodológicas la etimologa de la
voz, zortziko y el llamado ritmo de zortziko.
Concepto de zortziko
Las teorías expuestas hasta
ahora sobre el origen del término zortziko pueden agruparse fundamentalmente en
cuatro. La mayor parte de ellas buscan su punto de partida en el que parece más
inmediato: zortziko significa en euskera, de ocho, y en lo que pueda ser ese
ocho, consisten sus diferencias. La única excepción la constituye Urbeltz para
quien zortziko deriva de sorchi, variante recogida en el Diccionario de
Corominas en Baráibar en 1903 y que significa soldado raso o sin graduación
(1989; 63). De aquí deduce el autor que zortziko es la música, el ritmo y la
manera de bailar propia de los jóvenes en edad de ser soldados (1989; 132) y
busca en la comparación entre melodaís usadas en música militar y en otras
populares del Pas Vasco -de las cuales. por cierto, solamente una lleva el
nombre de zortziko- la justificación de su teoria2.
Atendiendo a lo que ahora nos interesa, que no es sino
el origen del término, francamente creo que hara falta un estudio filológico
serio -para el cual no poseo la más mínima preparación, pero creo que tampoco
Urbeltz- para demostrarlo. Parece verdaderamente difcil, sin embargo, que un
vocablo en uso en 1903 haya sido pasado de largo por todos los autores del
XVIII, XIX y principios del XX. Por otra parte la identificación soldado=joven,
que tan familiar resulta nuestra época, es un anacronismo grave, que pertenece
a la fijación del sistema de quintas introducido por Napoleón, ya que en el
anterior sistema de levas el ejército está compuesto por cualquier hombre capaz
de manejar un arma, sea cual sea su edad. La relación entre el hecho de ser
joven y realizar el servicio militar es tan reciente como el sistema de
quintas, y más por tanto en nuestro país. Y lo que me parece inapelable es el
razonamiento ya expresado por José Ignacio Ansorena de que si zortzi significa
soldado, y por tanto un ser animado, la del soldado será en euskera zortziarena
y no zortziko (1990; 7), cuestión que a mi modo de ver sirve para invalidar de
plano la tesis de Urbeltz, y centrarnos en las que consideran zortziko como, de
ocho.
La primera de ellas es la
que sostiene como definitorio el ocho como denominador del compás. Debe ser
según Gascue (1920; 15), la más extendida a nivel popular en la época de las
primeras polémicas. Así lo entiende también como epónimo del zortziko Rodrigo A
de Santiago (por ejemplo 1974), a quien le resulta -desde un punto de vista
exclusivamente musical- realmente el único vínculo entre los variados ritmos,
algunos muy distintos entre sí, que asume el zortziko. La refutación a esta
teora también parece clara, y es fundamentalmente la expuesta por el propio
Gascue: Difícilmente un rasgo tan poco característico como el denominador de un
compás puede dar nombre a algo: puede ocurrir así con el numerador como en el
caso de la tripla renacentista, de ritmo ternario, porque es el indicador del
numero de partes que se toman, y por tanto del ritmo. Pero el ocho del
denominador nos indica exclusivamente ritmo de corcheas, y cualquier pieza puede
ser medida en corcheas. De hecho, Rodrigo A de Santiago, para que la realidad
encaje con la teora -y no al revés- no tiene empacho -ni, naturalmente,
problema métrico alguno- en escribir el zortziko de 2/4 en 4/8. con lo que
encaja en la definición. Seria como pretender, por ejemplo, que la palabra
gramo sirviera como definitoria de un cierto tipo de peso, cuando cualquiera se
puede expresar en gramos.
La tercera teoría es sin
duda mucho más interesante, y consiste en tomar de ocho, como el número de compases
que integran cada frase musical. Es la aportación de Gaizka de Barandiarán, que
sigue en lo fundamental J. I. Ansorena, y procede de este párrafo de Iztueta
(1824: 278).
Lenago esanic daucadan bezala,
dantzaren asieraco souac. andreen deyacoac eta zortzicoac. guziac dira zortzia
puntucoac, zeetatic datorren gure zortzicoaren izen aguiazco zuzen egokia. Sou
oetaco edozeetan dantzatu bear-dira zortzi puntuac.
Como habia dicho anteriormente,
las melodas del comienzo de la danza, las de la llamada de señoras y los
zortzikos tienen todas ocho puntos, de donde en verdad le viene a nuestro
zortziko su auténtico nombre. En cualquiera de esas melodas se deben bailar los
ocho puntos.
Con esta base elabora
Gaizka de Barandiarán su teoría dividiendo las melodas en Zortziko y Meloda
Vieja. [...] Zortziko es una unidad melódica de ocho compases o puntos. Este
número de compases es siempre fijo, y el dantzari planea sus evoluciones de un
modo constante [...] Lo que sería peculiar y propio cromlech vasco en Iztueta serian
las melodas viejas, periodos irregulares cuyos compases varían de dos a ocho
(1968; 9). Esta teoría, como ya hemos indicado, ha hecho fortuna, y hoy en día
parece la más aceptada. Barandiaran (1963), siguiendo este principio, extiende
su nomenclatura a cualquier meloda de ocho compases, sea cual sea su estructura
así califica de "zortziko" al minueto, contrapás, etc.
No es la primera ocasión
(1988) en que expongo mis objeciones a esta tesis. En el propio párrafo citado
se observan otros géneros distintos -al menos en principio- del zortziko: las
melodas del comienzo de la danza (dantzaren asiearaco soñuac) y las de la
llamada de señoras (andreen deyacoac) que también tienen ocho compases. El
cuaderno de melodías (Iztueta 1826) no trae ni una sola melodía con ese titulo.
Pero es que incluso hay piezas que aparecen tanto en el libro como en el
cuaderno de melodías claramente estructurados en periodos de ocho compases y
que se encuentran entre las soinu zaharrak: son los casos de Erreberentzia
y Txakolin. Es cierto que Iztueta se encuentra con una
realidad que es el primero en intentar organizar y quizás no pueda exigrsele
una precisión absoluta, pero su obra, aún de enorme importancia, no puede ser
tomada como infalible, especialmente en los contados casos en que, como este,
tenemos otros testimonios de la época. En mi opinión tiene bastante que ver
además con el carácter de dantzari de Iztueta: la importancia que le da al
puntu o compás, concepto sin duda de los más claros en el zaldibitarra, es lo
que le hace llegar a una opinión que es el único en proponer.
Pero a mi juicio, el
párrafo más interesante de Iztueta dedicado al zortziko no es el citado
anteriormente, sino otro, que al parecer a nadie le había llamado la atención.
Dice así el guipuzcoano:
Lenagoco zortzico guziac oiziraden
itzneurtu edo bersoakin cantatzeco atereac; eta ala etzan neregazte-demboran
berac-gabetanico zortzicorik ezagutzen, bat_bacarraere: [...] Berriz
gaurco-egunean berac-gabetanico zortzicoric bat_bacarra ere. baizican oslancairoac.
Zortzico-berri-oec ai dirade naspillatuac, eta berrichuac ezic, ez-dan ain
guizon jakintiric benetan. itzneurtubat cantatuco-lukeanic [...] Eta uste
baldin badute bayetz. nic ezarricodiotet emen-bertan itzneurtu-bat, lenagoco
zortzico guzietan egokidatzen-dana.
Todos los zortzikos antiguos
estaban compuestos para ser cantados con versos: y de esa forma en mi juventud
no se conoca ni un solo zortziko que no los tuviera [...] Sin embargo hoy no se
componen, ni mucho menos tocan ni un solo zortziko que se pueda cantar con
versos; sino instrumentales Estos zortzikos nuevos son tan embrollados y
novedosos, que no hay hombre tan entendido que pueda cantarlos. [...] Y si
creéis lo contrario. aquí mismo os traigo un poema. que se acomoda a todos los
zortzikos antiguos;
Nere maite polita.
Nola zera-bizi?
Zortzi egun onetan
Etzaituit-icusi
Uste-det zabilzala
Nigandic iguesi
Ez-dirazu-ematen
Atsecabe guchi
(Iztueta 1824. 104-106)3.
Nola zera-bizi?
Zortzi egun onetan
Etzaituit-icusi
Uste-det zabilzala
Nigandic iguesi
Ez-dirazu-ematen
Atsecabe guchi
(Iztueta 1824. 104-106)3.
Es decir, ni más ni menos
que un zortziko txikia. Lo que nos lleva directamente a la
cuarta teoría. En la época de realización de mi trabajo anteriormente citado no
conocía ningún defensor de este origen del zortziko, que no era sino una
digresión dentro de un tema mucho más amplio. Hoy puedo afirmar que a favor de
esta tesis se han mostrado entre otros Eslava (s. f. : 100-101), Gascue (1920;
16-18). Gorosabel (1899; I, 42), Orixe (1920) y el padre Jorge de Riezu (1973;
XIX). Es más, probablemente es en lo único que estaban de acuerdo los distintos
polemistas de principios de siglo: el orígen de la voz zortziko era estrofa de
ocho versos, y más en concreto zortziko txikia (aternancia de versos de siete y
seis slabas).
También es estrofa de zortziko-txikia
el único de los dos zortzikos del siglo XVIII recogidos por el padre Donostia
que tiene letra (1928; 18) y en general la mayor parte de los zortzikos
antiguos. Humboldt, en su famoso diario, anotaba entre Zumaia y Deba en 1801: A
nuestro ruego de que nos cantase y explicase algunos zortzikos -así se llaman,
de zortzi, ocho, las canciones nacionales vascas de ocho versos... (1924;
120-121). La teora de Gaizka de Barandiarán es sumamente aclaratoria y útil,
sobre todo en lo referente a danza, concluyente y sumamente pedagógica si se
trata de estudiar o descifrar a Iztueta, pero dudo mucho que tenga que ver con
la auténtica realidad del zortziko.
Por lo demás, me parece
mucho más adecuado utilizar el término más que cuajado en etnomusicologa de frase
cuadrada (Crivillé 1983; 124), que el de zortziko en la acepcin de Barandiarán.
Dicha frase cuadrada o simétrica, ocho compases, subdivisibles en dos periodos
de cuatro, y cada uno de ellos en dos de dos, es la característica de la música
occidental, por la evidente ventaja de su simetría (por ejemplo Michels 1985;
155). Se presenta ya en los más antiguos ejemplos de danza conocidos, nada
menos que del siglo XII (Hughes 1954; 337-399), y llega hasta los últimos
ritmos de moda, derivados del rock o el jazz.
El origen de la estrofa
zortziko por otra parte, es oscuro. Según Micoleta (cit. en Michelena 1988;
68), en el siglo XVII había dos estrofas fundamentales, que son prácticamente
los zortzikos mayor (nagusia) y menor (txikia), pero no recoge lo que es para
nosotros más interesante, su propia denominación. Por otra parte, es obvio que
Iztueta no iba a ir conscientemente contra una significacin popular unánime, de
forma que, pese al testimonio de Humboldt, me inclino a pensar que la palabra
zortziko, al pasar del canto al instrumento -segn lztueta, como acabamos de
ver, en su propia época: fines del siglo XVIII- fue perdiendo poco a poco su
primitivo significado, que no tenia sentido en las nuevas composiciones sin
letra, y se fue asimilando a unos determinados compases. En boca de Iztueta:
Zortzico dos por cuatrocoai
[deituco dut], asieraco zortzicoac. Seis por ochocoai. saltocacoac (1824; 48)
Al zortziko de dos por cuatro [le llamaré] zortziko de comienzo. Al de seis por ocho, de saltos.
Al zortziko de dos por cuatro [le llamaré] zortziko de comienzo. Al de seis por ocho, de saltos.
En el epígrafe siguiente
intentaremos explicar cómo se llegó de esta situacin hasta entender
exclusivamente por zortziko el de cinco por ocho, y éste siempre con su
puntillado caracterstico, ya a comienzos de nuestro siglo. A los que, como
Urbeltz (1989; 15) recelan de que una palabra pueda englobar realidades tan
diferentes como una estrofa y un ritmo, se les puede contestar fácilmente que
el punto intermedio es su música común, como ocurre con la seguidilla. Por lo
demás, si hemos de creer a Juan Mari Lekuona (1982; 139-140) en su afirmación
de que los tipos estróficos, y entre ellos el zortziko, no se dan como tales en
la tradición de Iparralde, no podrá explicar quizá el hecho de la casi
inexistencia del ritmo de zortziko en la parte continental del país?
El ritmo de Zortziko
Hoy en día el ritmo de
zortziko es por antonomasia el de cinco por ocho, y como tal a él nos
referiremos. Sin embargo, hay otros dos ritmos de zortziko, a los que hace
falta añadir el apellido para que los reconozcamos como tales: son los
zortzikos en 2/4 y en 6/8.
Son abundantísimos en los
viejos cuadernos de tamborileros los zortzikos en compás de 2/4, muchas veces
con el nombre de zortziko txikiak. Si hemos de creer a Iztueta, coincidirían
exactamente con sus asieraco zortzicoac. José Ignacio Ansorena (1990; 7)
ha expuesto ya lo ocurrido con estos zortzikos: Azkue, al igual que el resto de
los no tamborileros, ignoraba la denominación de zortziko que no se refiriera
al cinco por ocho, y le endosó el nombre de contrapás, por no ponerle el de schottish
-chotis- (s. f.: 1.; 378). Nada tiene de sorprendente, ya que las líneas
meldicas de los zortziko-txikiak conservados están plagadas de las escalas,
arpegios, cromatismos, superabundancia de adornos, terminaciones femeninas,
regularidad extrema de fraseo... de la música de la segunda mitad del XVIII,
asumida por la inmensa mayora de los txistularis que saban música, o lo que es
lo mismo, de los capaces de dejarnos música escrita. Estos zortziko-txikiak,
son, ni más ni menos, que un minueto o un contrapás puestos en dos por cuatro.
Un ritmo y un estilo absolutamente inmersos, al igual por otra parte que las
melodías recogidas por Urbeltz (1989), en la tradición culta occidental. Nada
tiene de extraño que Azkue no le viera ninguna relación con el zortziko, y con
el carácter vasco que tanto buscaba. Pero su existencia está fuera de toda
duda.
Junto a éstos subsisten los
zortzikos en 2/4 de la montaña de Navarra, de línea mucho más cantabile
y que en ocasiones conservan todavía la letra. El padre Olazarán, probablemente
por los mismos motivos que Azkue, sin negar el uso de la denominación zortziko
prefería la de belauntziko (s.f.). En alguna partitura
recuerdo haber visto junto a uno de estos belauntzikoak una nota un tanto
desdeñosa: zortziko deitzen diote.
Algo parecido ocurre con el
zortziko en seis por ocho, del que tenemos ejemplos contados: los de
Iparraguirre, el de la ezpata-dantza guipuzcoana, las zinta-dantzak
vizcana y guipuzcoana... Escritos convencionalmente en seis por ocho, su ritmo caracteristico es4
El propio Gascue veía su
identidad con el de la barcarola, y es fácil identificarlo asi mismo con el de
la pastoral, la berceuse o la siciliana barroca. Es decir, a los ritmos
asociados casi desde los inicios de la música instrumental al carácter pastoril
o bucólico (Michels 1985; 154-155; Zamacois 1985; 232 y 234). Por lo tanto,
tiene también unas relaciones más que evidentes con la tradición culta
occidental.
Y aquí, llegamos al meollo
indudable de la cuestión: el zortziko por antonomasia: el de cinco por ocho.
Este fue el centro de las polémicas de principios de siglo por la sencilla
razón de que este ritmo era el que se entendía en la práctica (tamborileros
aparte) como zortziko5.
Este binomio, que para muchos sigue siendo válido en la actualidad, es pues
origen, y no producto de las polémicas, como afirma Urbeltz (1989; 24). Ahora
bien, incluso este ritmo, perfectamente peculiar y reconocible como vasco,
dista mucho de ser interpretado de forma uniforme a través no sólo del tiempo,
sino incluso en la actualidad. Intentaremos la no fácil tarea de aclarar
distintos aspectos de esta cuestión, mediante algunas consideraciones previas,
elementales desde el punto de vista musicológico, pero no necesariamente
evidentes para el lector de este trabajo.
Estas son las siguientes:
La música vocal y la
instrumental tienen normalmente diferencias entre ellas. la primera está ligada
a un texto, si no depende de él: las sílabas tónicas, o incluso aquellas a las
que se da una mayor importancia, tienden a alargarse, y las relaciones entre
las notas no son matemáticamente proporcionales, o al menos no guardan una
relación sencilla entre ellas (pensemos, por ejemplo, en el canto gregoriano,
o, en nuestro país, en la manera de cantar muchas canciones de Zuberoa): el
ritmo es más distendido, y en ocasiones totalmente libre. La música
instrumental tiende a una mayor rigidez rítmica, y todavía más si se trata de
danza, lo que se aprecia ya desde sus primeros ejemplos (Hughes 1954). De
hecho, la existencia de danzas vascas de ritmo irregular o casi libre, como la sagar-dantza
de Arizkun o los erregelak de la Merindad de Durango,
independientemente de su relación con lo vocal, constituyen una originalidad
mayor que la existencia de melodías (soinu zaharrak) de fraseo irregular. El no
apreciar esta diferencia es probablemente uno de los mayores errores que
cometió Gascue.
La relación entre la
escritura musical y la música interpretada no es necesariamente inequívoca: una
misma partitura puede ser y de hecho es interpretada de forma diferente por
distintos músicos. La distancia entre lo escrito y lo interpretado será tanto
mayor cuanto menos regular -o llámese racional sea la música, y puede llegar a
ser fundamental si se refiere a un ritmo en el que la propocionalidad entre las
notas no sea excesivamente simple. Cualquier persona dedicada al estudio de la
música tradicional sabe que una partitura es poco más que una referencia ideal,
sobre la que el intérprete popular organiza todo un mundo, y que para
interpretar bien una pieza es preciso oírla. El error de identificar partitura
y sonido es el mayor problema con el que se encontraron los polemistas de
principios de siglo: las ruedas castellanas, citadas por Aranzadi (1910), por
ejemplo, se transcriben hoy en compás de ocho por ocho (Criville 1983: 251), y
su ritmo poco tiene que ver con el del zortziko.
En aparente contradicción
con lo anterior una manera de transcribir música puede provocar cambios incluso
trascendentales en la interpretación musical. Esto es especialmente importante
cuando se tropieza con un tipo de música alejada de los esquemas para los que
se ha pensado. El transcriptor se ve obligado con ello a omitir una serie de
caracteres, o bien a exagerarlos; caracteres que quedan ya fijados de forma
difícil de corregir en el futuro Un caso impresionante por su trascendencia es
el que cita Cattin (1987; 62) referente a los comienzos de la notación musical
occidental: el nuevo sistema implicaba una severa diatonia. y acabó
prácticamente en Occidente con los intervalos menores al semitono, que eran más
frecuentes de lo que pensamos hoy. Un cambio enorme derivado de un simple
sistema de notación.
¿A dónde queremos ir a
parar con todo esto? En primer lugar, a un hecho claro: el 5/8 actual es, como
han indicado diversos autores, fundamentalmente instrumental. Por ello su
presencia en los cancioneros es muy escasa (Donostia 1916; 72; Riezu 1973; XIX;
Gascue 1913. 209). Y an en éstos, el ritmo no tiene nada del martilleo tan
caracterstico que le dan los puntillos; es suave, hasta el punto de que resulta
dificil de reconocer (Donostia 1916:72; Riezu 1973. XIX). Curiosamente, son
éstas las caractersticas que asignaban a los zortzikos oídos en su infancia
buena parte de los músicos y polemistas de principios de siglo. Aranzadi
(1911). Jesús Santesteban (cit. en Gascue 1920; 71-72), Gascue (1913b) o el
propio Azkue (s. f.; 47). Si partimos del hecho del origen vocal -y estrófico
del zortziko, nos encontramos pues con un ritmo tan flexible como el general de
la música vocal. y, más específicamente, de la música vasca (ver ejemplos en
Sánchez Equiza 1988; 339-341). Dos hechos paralelos ocurren simultáneamente a
partir de este zortziko cantado. Hechos que, ahora si, vamos a separar por
motivos metodológicos, pero que en la realidad ocurren de forma simultánea: por
una parte, el paso de una fase vocal a una instrumental; por otra, el paso de
una tradición oral a una tradición escrita, o lo que es lo mismo, a los
intentos de transcripción del zortziko.
El zortziko es una canción
en su principio, pero una canción que se baila. Y la trayectoria normal en una
danza es su tendencia al ritmo fijo, al compás repetido, que facilite la labor
al dantzari. En una palabra, a su regularización rtmica. Tenemos testimonios,
como el de Aranzadi (1911), Jesús Santesteban (cit. en Gascue 1920; 71-72), o
Gascue (1913b), que lo atestiguan. A esto hay que añadir lo que algunos autores
de principios de siglo (Gascue 1920. 143-144), Azcue (s. f; 1, 43) llamaban la
tendencia al adorno y al retruécano del tamboril", el afán que mostraban
los tamborileros por la complicación y la exhibición técnica (lo que también
comentaba Iztueta), que puede traducirse, sobre todo en el tambori,
en una tendencia la puntilleo, a la desigualdad entre las notas, que afecta no
sólo al ritmo de zortziko, sino al ariñ-ariñ o a otros (Sánchez Equiza 1988;
340) Es decir el primitivo ritmo de zortziko se fue regularizando al pasar del
cantor popular al dantzari y al tamborilero. Es probablemente en esta fase -en
la época de Iztueta, según cuenta él mismo- cuando Pedro Albéniz realiza a
petición del zaldibitarra los primeros intentos de transcribir el ritmo del
zortziko, y los realiza en compás de seis por ocho7.
Albéniz era músico de talla nacional y de categoría fuera de duda, y realizó su
transcripción en 1826.
Bastante antes de esta
fecha, sin embargo, existían zortzikos escritos en cinco por ocho (Donostia
1928) e incluso una polémica entre los músicos sobre su escritura (Donostia
1935). El propio padre Donostia (1935) recogia una versión del Gernikako Arbola
en dos por cuatro, Aranzadi (1910; 353) una de Ezkongaietan en tres por cuatro
y Gascue (1920. 109) un zortziko de Oñate transcrito nada menos que en siete
por ocho. ¿Qué quiere decir esto? Puede parecer una perogrullada, pero si algo
quiere decir es que el ritmo del zortziko era, como mínimo, de difícil
transcripción, por no decir imposible, y que los intentos de transcribirlo en
las pautas cultas occidentales fracasaban. La teoría que se ha establecido
continuamente para explicar este hecho es el hacer proceder el zortziko en
cinco por ocho de la medida más racional o clásica (más simétrica, que diria
Gascue) del seis por ocho. El donostiarra no sabia en sus últimos artculos a
qué atribuirla (1920:133), J. I. Ansorena la considera
fruto del movimiento de los dantzaris (1990. 8), cuestión que no pongo en duda.
Como a estas alturas tampoco
se puede ignorar la identidad, al menos en un determinado momento, entre los
compases de cinco por ocho y seis por ocho, identidad ya insinuada por mí
(1988; 339-341) y ampliamente demostrada por J. I. Ansorena (1990; 8-9). La
diferencia en la forma de interpretar un zortziko en seis por ocho de uno en
cinco por ocho a la manera que Ansorena llama silvestre es absolutamente mínima9.
Y es precisamente ese ritmo, que se podría transcribir en nueve por dieciséis o
incluso en diecisiete por treintaidos, quiza intermedio entre el 5/8 y el 6/8,
y que se sigue utilizando hoy en da en Lesaka, Oñati y otros lugares, el ritmo
que podriamos considerar como madre del zortziko. Un ritmo lo suficientemente
complejo y original como para justificar transcripciones distintas entre sí.
Y yo pregunto ¿por qué este
ritmo tiene que proceder necesariamente de otro? Quizá porque un músico de la
categoria de Albéniz lo transcribió en 6/8 en 1826? Menos de treinta años más
tarde, el propio Albéniz, en una carta de 1853 (citó en Gascue 1920; 52-53), al
hablar de la transcripción del zortziko, opta por un compás de amalgama de 3/8
y 2/8. el cual, dividido en un tiempo ternario por un binario, a rigor de un
movimiento igual, facilitará en mi concepto la ejecución más perfecta del
zortziko, no sólo a los españoles que se hallan más distantes del roce con las
provincias vascongadas, sino también a los extranjeros que ignoren hasta la
escritura de este género de música10
¿Es que el zortziko había
cambiado de ritmo en veinticinco años? O no seria más bien que era lo
suficientemente complejo como para que Albéniz cambiara de opinión respecto a
él? En cualquier caso. la notacin del 6/8 de Albéniz está tocada desde su misma
raiz. Mostrar que cualquiera de las hiptesis es cierta implicaría meternos con
un magnetofón en el mundo de los txistularis anteriores al siglo XIX, es decir
algo imposible. Pero la tesis de un ritmo original, del que se desgajan en sus
distintas transcripciones los ritmos de 6/8 y 5/811,
me parece como mínimo tan probable como la de la simple evolución del seis por
ocho al cinco por ocho. Entia non sunt multiplicanda praeter
necessitatem, que dira Ockham.
Es más, buena parte de los
autores de principios de siglo, como el padre Donostia (1935), Eslava (s f.
100-101), Jesús Santesteban (cit. en Gascue 1920; 71-72) o el propio Gascue
(1913b), coincidían en afirmar que la transcripción del 5/8 no era exacta ni se
correspondía con el auténtico zortziko. Su medida era mucho más flexible (Riezu
1973: XIX) y como tal enraizada en la tradición vasca Qué ocurre cuando se
generaliza la transcripción en cinco por ocho, es decir a lo largo de todo el
siglo XIX? Que los músicos adoptan poco a poco el cinco por ocho matemático, de
cinco notas iguales tomadas como tres y dos, y con el puntilleo característico
que lo convierte en el ritmo total y puramente vasco, distinto de los demás
ritmos quinarios conocidos (Crivillé 1983, 236) La cosa se complica cuando el
romanticismo y el nacionalismo, ávidos de elementos diferenciadores y a la vez
poco dotados de un aparato critico para distinguir su antigüedad real, se
encuentran con un producto propio, si bien en un estadio muy reciente de su
evolución. Iparraguirre, su máximo símbolo, compone la mayoria absoluta de sus
canciones en cinco por ocho, y surge así lo que Aranzadi (1910) llamaba etapa
hibrido-cursi del último cuarto de siglo pasado, y contra el que claman todos
los puristas (Aranzadi, Donostia, Gascue, Riezu...): el zortziko en decadencia
[...] que se llevaba con dureza pronunciada, con martilleo insoportable para el
odo" (Gascue 1913b), o, como se expresaba inmejorablemente el padre
Donostia (1916. 70): el poso de la música universal medido en 5/8. A partir de
este momento, la receta favorita para componer en vasco será tan sencilla como
utilizar cinco corcheas puntilladas. El zortziko se ha convertido en un mito,
por mucho que lo más granado de los folkloristas y musicólogos arremeta contra
él.
Una digresión
Me voy a limitar en las siguientes
líneas a exponer un hecho que no he visto en ninguno de los trabajos sobre el
zortziko. Veamos el siguiente cuadro de la obra de Iparraguirre:
CANCIÓN
|
COMPÁS
|
ESTROFA
|
Kantari Euskalduna
(Gitarra zartzo bat)
|
5/8
|
Zortziko txikia
|
Gernikako Arbola
|
5/8
|
Zortziko txikia
|
Zugana Manuela
|
2/4
|
Zortziko txikia
|
Nere Maitiarentzat
(Ume eder bat)
|
6/8
|
Zortziko nagusia
|
Nere amak baleki
|
5/8
|
Zortziko txikia
|
Adio euskal-erriari
|
5/8
|
Zortziko txikia
|
Nere izarra
|
5/8
|
|
Ezkongaietan
|
5/8
|
Zortziko nagusia
|
Amerikatik
Urretxuko semiei
|
5/8
|
Zortziko txikia
|
Gora Euskera!!
|
5/8
|
Zortziko txikia
|
Errukaria
|
5/8 - 2/4
|
|
Nere ongile
maiteari
|
6/8
|
Zortziko nagusia
|
Nere etorrera (Ara
nun diran)
|
6/8
|
Zortziko nagusia
|
Glu, glu, glu
|
3/4
|
Se puede observar como las
tres únicas melodas en seis por ocho, aunque la última, Ara nun diran,
no sea musicalmente, al menos hoy, zortziko en 6/8, tienen todas como estrofa
el zortziko nagusia. Y la correspondencia es casi perfecta, porque sólo un
zortziko nagusia está en otra media, cinco por ocho. En Iparraguirre, por
tanto, la relación cinco por ocho-zortziko txikia / seis por ocho-zortziko
nagusia es casi perfecta. Y lo mismo ocurre con el seis por ocho de la ezpata-dantza
guipuzcoana (Iztueta 1826; 41).
Aunque su letra sea de las que Azkue llamaba de liturgia coreográfica, la relación silábica sustancial a la música vasca pide como estrofa alternancia de versos de diez y ocho sílabas. Gascue (1920; 63) justificaba la existencia de estos zortzikos en 6/8 porque su letra no encajaba en el cinco por ocho. Lo cierto es que el paso es relativamente sencillo, si consideramos una relación de dos compases de cinco por ocho por cada uno de seis por ocho12.
Aunque su letra sea de las que Azkue llamaba de liturgia coreográfica, la relación silábica sustancial a la música vasca pide como estrofa alternancia de versos de diez y ocho sílabas. Gascue (1920; 63) justificaba la existencia de estos zortzikos en 6/8 porque su letra no encajaba en el cinco por ocho. Lo cierto es que el paso es relativamente sencillo, si consideramos una relación de dos compases de cinco por ocho por cada uno de seis por ocho12.
Es un cambio que en cuestión de danza se hace todos los días y
muchas veces de forma inconsciente. Sin ir más lejos, Guridi utilizó esta misma
meloda en 5/8 en la octava de sus Diez Melodas Vascas. La pregunta que
me hago es: ¿Es posible que haya una relación entre los distintos tipos
estróficos y los distintos compases actuales del zortziko?13
Difícil cuestión, ya que para empezar el número de zortzikos
antiguos que nos quedan en seis por ocho es muy escaso, y más todavía los que
tienen letra, Pero me parece que las coincidencias son significativas,
Otra digresión
Me voy a entretener aquí en
un caso muy concreto, pero que en mi opinión sirve de exponente de cuanto nos
queda por investigar en este tema del ritmo, y de por donde deben ir las líneas
de investigación. Me refiero al ejemplo, creo que no suficientemente conocido
fuera de Vizcaya, de la Katxarranka
de Lekeitio. Nada extraña parece su melodía, en ritmo puntillado de cinco por
ocho y periodos de seis compases, O al menos eso pensaba yo cuando acudí all
con mis compañeros del entonces todavía existente grupo de dantzaris del
Ayuntamiento de Pamplona. Azkue, lekeitiarra él mismo, la habia transcrito en
5/8 (s. f.; 1, 391) y Guridi utilizado en ese mismo compás en sus Diez
Melodias Vascas.
Cuando la toqué de esta
manera, Pedro Murelaga, que es el encargado de bailarla desde hace un montón de
años, me dijo: si, ese es el zortziko. La melodia del baile es más rápida, Es
decir, el 5/8 de libro es con el que se pasea al dantzari por la localidad,
pero no el ritmo con el que se baila. Conseguí aproximarme más, hasta el punto
de faltarme un pelo, aunque sin llegar, según Pedro, al ritmo original,
aplicando el 5/8 silvestre, similar al de las danzas de Lesaka. Pasado un
tiempo, tuve por fin ocasión de oir grabada la danza a Mikel Arrieta y los
txistularis de la localidad. Y mi sorpresa fue que el ritmo se bailaba era
idéntico al de números de la
Dantzari-dantza: el ritmo que solemos llamar
de ezpata-dantza y transcribir como alternanacia de 6/8 y 3/4.
En mi opinión está muy claro que el auténtico ritmo es siempre el del dantzari.
Si a Murelaga le cantan o le tocan la danza en 5/8, vuelve siempre
instintivamente al 6/8 3/4. Este es pues el auténtico ritmo de la danza. Azkue
probablemente se habria limitado a transcribir el zortziko de San Pedro,
y quizás no se le ocurrió transcribir la danza, que pudo considerar una mera
variante. Lo que a mi me intriga es el parentesco evidente 5/8 -zortziko
silvestre- 6/8 3/4.
Podemos unir a esto el caso
ya citado de la Dantzari-dantza,
y sobre todo, una mención de Severo de Altube a Gascue que merece la pena traer
a colación. Al escribir Gascue su última obra. pidió partituras e información a
txistularis de todo el país. Entre los papeles que recibió de Gernika, había
unos cuantos que traían la indicación de Bordes. Intrigado Gascue por quien
pudiera ser tal personaje, interrogó a Severo de Altube, que le contestó: En
cuanto al señor Bordes, por quien pregunta, es un nombre especial que dan los
tamborileros de aquí al zortziko que se toca por las calles para distinguirlo del
que se toca para bailar. Es el verdadero 5/8, por que los zortzikos de baile se
tocan aquí con un aire que no tiene nada que ver con un 5/8, aunque se escriben
así (Gascue 1920; 120).
Es decir, por un lado
existía el 5/8 de solfeo, que se utilizaba en procesiones, desfiles, alboradas
etc., y para el baile el ritmo era muy distinto. Cómo era ese ritmo? Un nueve
por dieciséis? Una ezpata-dantza? Lo cierto es que el ritmo de zortziko tal y
como lo conocemos hoy en la danza parece casi limitarse, o por lo menos tener
su origen en Guipúzcoa (Donostia 1916; 71). Tanto en Navarra (Ormaechea 1917)
como en Vizcaya o incluso su zona de influencia tiende a ser incluso hoy en
dia, de medida más libre. Probablemente tenga que ver con toda la influencia de
la ilustración, los Amigos del Pais, el conde de Peñaflorida... centrada en
Guipúzcoa, tan importante en el desarrollo del txistu y de la dantza (Bagüés
1988; Sánchez Equiza 1988). En cualquier caso, esta relación entre los ritmos
en cinco por ocho, el llamado zortziko silvestre y el ritmo de ezpata-dantza
creo que se merece una investigación exhaustiva. Desde luego mucho más que
buscar teoras tan novedosas como faltas de fundamento sobre el origen meramente
filológico del término.
Conclusiones
A mi entender, la única
manera de entender la cuestión del zortziko es abordarla desde un punto de
vista histórico, o, si se prefiere, dinámico. En un origen que no podemos
precisar aunque es posible que no se remonte más allá del siglo XVII, el
zortziko es una composición poética de ocho versos, composición que en
ocasiones se baila. Esta composición pasa a ser interpretada de forma
instrumental y enriquecida con los recursos habituales de la música culta de la
segunda mitad del XVIII, haste el pnto de que el origen del término pierde su
sentido y, si no en su totalidad, se pierde en gran parte. A finales del siglo
XVIII, en tiempos de Iztueta, el término se ha desplazado ya a dos ritmos
concretos: el dos por cuatro y un ritmo que puede ser seis por ocho según unos,
o un ritmo intermedio entre el seis por ocho y el cinco por otros, según otros
entre los que me incluyo14.
Iztueta, que aplica una
metodologa propia a un material virgen en buena parte, hace del número de
compases su herramienta favorita, y ve que estas melodías, como la inmensa
mayora de la música popular y aún culta occidental, se estructura en frases de
ocho compases, y define por su cuenta así el zortziko, oponiéndolo a la soinu
zaharra. Durante todo el siglo XIX sin embargo. a nivel popular y an erudito,
zortziko se convierte en el ritmo de cinco por ocho puntillado, netamente vasco
y distinto de otros ritmos quinarios de otras culturas. Iparraguirre y otros lo
popularizan y lo elevan a la categoría de mito, ocupando un aspecto fundamental
dentro de la música vasca. El concepto de zortziko en dos por cuatro va
quedando relegado a los tamborileros, y en el siglo XX es casi perdido en la
práctica hasta por los propios txistularis.
Hoy en día zortziko a
secas, queramos o no, sigue siendo una composición en cinco por ocho,
normalmente con puntillos. Existen sin embargo otros zortzikos en dos por
cuatro (zortziko txikiak), zortzikos en seis por ocho y algún resto de
"zortziko silvestre" en ritmo similar al nueve por dieciséis.
Teniendo en cuenta por tanto que tanto el concepto como el ritmo de zortziko
han cambiado con los tiempos, habremos de referirnos a qué momento histórico
nos referimos para comprender plenamente el significado de zortziko. Nada tiene
de incorrecto ni de falso, por ejemplo, hablar de zortziko como melodía de ocho
compases si nos referimos a la obra de Iztueta, pero dudo que no lo sea
referido al zortziko en general.
En términos precisos, no es
posible probar ninguna hiptesis o teoría. Sólo es posible probar que no es
verdad. Cuando afirmamos creer en una teoría, lo que queremos significar, en
realidad, es que no podemos demostrar que es equivocada, y no que podemos
demostrar sin lugar a dudas, que es correcta. Por ello es siempre vulnerable. y
un sólo hallazgo puede echarla por tierra. Creo que los datos que tenemos hasta
hoy sobre la cuestión del zortziko no contradicen ninguna de mis afirmaciones.
Espero no ser el único.
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|
1.- La única mención que conozco a este respecto
proviene precisamente del campo de la musicología, y corresponde a una
indicación técnica de Aurelio Sagaseta (Arrarás 1967 7-10). Por desgracia, no
se ve acompañada de trabajo práctico (Volver)
2.- No es objeto de este trabajo el hacer una crítica
total a la obra de Urbeltz, pero la impresión que produce en este punto es de
que, pese a su manifiesto desdén por Gascue, lo cierto es que comparte buena
parte de sus errores y no muchos de sus aciertos, sólo que con setenta años de
retraso. Francamente, su ingenuidad en este tema no puede sino recordar la del
donostiarra cuando afirmaba que la música vasca proviene de la céltica. Azcue
ironizaba con Gascue demostrándole, con argumentos idénticos al suyo, la
existencia de un cancionero "vasco-celta-germano-astur-polaco" (s.
f.: I 5-14) . Sin entrar en grandes detalles, muchos de sus ejemplos son traídos
por los pelos -como el del único zortziko que trae, de Leitza- y desde luego
sin el menor rigor musicológico. A estas alturas descubrir presencia de música
del siglo XVIII, del tipo que sea, en la música de txistu, no aporta la más
mínima novedad (ver ejemplos en Sánchez Equiza 1988) y está más que repetido en
numerosos estudios. Otros brochazos, como suponer que la msica militar nace por
si y para si misma e influye unidireccionalmente en la civil, o la
identificación Philidor-Lully-música vasca son insostenibles. Claro que después
de afirmar que personalmente, desconozco cuál puede ser el "estilo
militar" (1989: 90), casi a las alturas del final de su libro, que no
trata de otra cosa, uno ve resueltas muchas de sus dudas. Sólo cabe recomendar
al autor que en vez de oir discos de música militar, oiga música instrumental
de danza del siglo XVIII, y en especial francesa, o bien música
"culta" española del mismo siglo, y mejor si tiene tendencias
casticistas, porque a lo mejor tenemos el año que viene otro libro sobre el
tema. (Volver)
3.- No deja de ser una muestra de lo contradictorio que
puede ser Iztueta: tras citar la exigencia de infinidad de zortzikos populares,
nos trae uno de un contemporáneo suyo: Julián de Churruca y Elorza, hermano del
héroe de Gibraltar (1881) (Volver)
5.- Véase el asombro de Gascue al descubrir la
existencia de zortzikos en 2/4 (1915: 667-668) Para ello tuvo que visitar al txistulari
Basurco. (Volver)
6.- Aquí se entiende por tamboril, lgicamente, al
instrumento (el tambor que lleva el txistulari suspendido de su brazo izquierdo
y no al instrumentista o al conjunto de ambos Instrumentos como en el
entrecomillado anterior, procedente de Gascue.(Volver)
7.- Recordemos la cita de Iztueta "seis por ochocoai,
saltocacoac" Seis por ocho. claro está, en la transcripción de Albeniz.(Volver)
8.- Su primitiva tesis del cansancio muscular del brazo
del director, al que le costaba más subir el brazo que bajarlo, alargando así
la primera parte del compás fue sensatamente abandonada, fundamentalmente ante
las evidencias mostradas por Juan Carlos de Gortázar (Zubialde 1915), apoyado
por Aranzadi (1915).(Volver)
9.- Los argumentos que expone Ansorena son, en
síntesis, los siguientes: idéntica nomenclatura (saltotako zortzikoak),
existencia de melodías idénticas en ambos ritmos, variables en función de la
velocidad de interpretación: aplicación de deiak en 5/8 a melodaís en 6/8,
existencia de un ritmo intermedio entre ambos, que es lo que Ansorena llama
zortziko silvestre.
Para ver la diferencia
entre zortziko silvestre y el domestico, un ejemplo inmejorable consiste en oir
interpretar el paseo de la ezpatadantza guipuzcoana, hoy en día en riguroso
5/8, y el del ezpata-joku nagusia de la dantzari-dantza en la Merindad de Durango,
algunos de cuyos pasajes se acercan al ritmo que podemos llamar aproximadamente
de nueve por dieciséis. Y sin embargo, la melodía es prácticamente idéntica,
incluso puesta en partitura.(Volver)
10.- En esta carta hay referencias a que la polémica
sobre la escritura del zortziko había llegado a la Gaceta Musical de
París y a nombres como Alken o Fetis. es decir la crema de la historiografa
musical del momento. (Volver)
12.- En realidad, cada compás de 3/8, ya que el 6/8 no
deja de ser convencional (Ansorena 1990: 8). (Volver)
13.- Hay alguna relación similar que explique que la
seguidilla. igualmente de origen estrfico, dentro de su gran variedad, tenga
siempre ritmo ternario? (Volver)
14.- Obsérvese cómo estas dos opciones son poco más en
realidad que las viejas afirmaciones de Gascue (el zortziko proviene del seis
por ocho) y de sus opositores (el ritmo era en realidad muy antiguo: lo que era
moderno era la transcripción). si bien corregida la segunda, en el sentido de
que el propio ritmo de zortziko también cambia.(Volver)
1991ko uztailan argitaratua, Txistulari Aldizkariko146 alean.
Publicado en julio de 1991, en el nº 146 de Txistulari.
Publicado en julio de 1991, en el nº 146 de Txistulari.
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