miércoles, 9 de septiembre de 2020

La CENSURA desde Robert Mapplethorpe


Robert Mapplethorpe-RETRATOS


Uno de los fotógrafos más controvertidos del siglo XX. Un artista autodidacta, polémico y popular. 

Biografía
Robert Mapplethorpe nació en Nueva York en 1946. Estudió dibujo, pintura y escultura en el Pratt Institute de Brooklyn entre 1963 y 1970. Influenciado por artistas como Joseph Cornell y Marcel Duchamp, experimentó con varios materiales y realizó collages utilizando fotografías recortadas de libros y revistas. En 1970, adquirió una Polaroid y comenzó a realizar autorretratos para incluir en sus composiciones. “Polaroids”, su primera exposición individual, tuvo lugar en la Light Gallery de Nueva York en 1973. 

En 1976, adquirió una cámara Hasselblad de formato medio y se dedicó a retratar a su círculo de amigos y conocidos: artistas, músicos, estrellas pornográficas, figuras de la alta sociedad y miembros del movimiento sadomasoquista under. También trabajó en proyectos comerciales: creó el arte de tapa de Patti Smith y Televisión y tomó retratos y fotografías sociales para la revista Interview. 

A finales de los 70, Mapplethorpe volcó su interés hacia la documentación de la escena sadomasoquista de Nueva York. Las fotografías de este período son chocantes por su contenido y notables por su técnica y maestría formal. En 1977, participó en Documenta 6 en Kassel (Alemania Occidental), y en 1978 la Galería Robert Miller de Nueva York se convirtió en su dealer exclusivo. 

Durante los 80, Mapplethorpe produjo una serie de imágenes que simultáneamente adherían y desafiaban los estándares de la estética clásica. De esta época son sus naturalezas muertas con flores, los retratos de artistas y celebridades y los desnudos de hombre y mujeres. Introdujo y refinó diferentes técnicas y formatos como las Polaroid a color de 20 x 24 y los fotograbados. 

En 1986, le diagnosticaron el virus del HIV, y a partir de ese momento su actividad se volvió incesante. Mapplethorpe aceleró sus esfuerzos creativos, amplió la óptica de sus temas fotográficos y aceptó encargos cada vez más desafiantes. Muchos de los trabajos de este período son autorretratos. El 27 de mayo de 1988 creó la Robert Mapplethorpe Foundation, con el objetivo de impulsar el reconocimiento de la fotografía como disciplina artística, apoyar a los museos que promovieran la exposición de fotografías y alentar y financiar proyectos de investigación en la lucha contra el Sida. 

Falleció el 9 de marzo de 1989 en Boston. Para entonces, ya había recibido el reconocimiento del público y de la crítica gracias a las exposiciones realizadas en el Centro Georges Pompidou (Paris, 1983), el Institute of Contemporary Arts (Londres, 1983), el Whitney Museum of American Art (Nueva York, 1988) y la National Portrait Gallery (Londres, 1988), entre otros. 

Fotógrafo autodidacta 
Si bien Mapplethorpe controlaba el proceso fotográfico desde su concepción hasta su presentación, era reacio a llamarse a sí mismo fotógrafo. Su ambición era mayor. Cuando comenzó a sacar fotos en 1970, los museos que incluían fotografías en sus colecciones eran relativamente pocos, las publicaciones dedicadas al arte no las reseñaban, había sólo un puñado de coleccionistas y las casas de subastas no organizaban ventas de fotografía. 

Hacia 1980, Mapplethorpe ya había desarrollado su propio camino estético al margen de las discusiones y debates tradicionales de la disciplina. Para la curadora, “la mayoría de quienes mejor han escrito sobre la obra de Mapplethorpe no provienen del ámbito de la fotografía artística, sino que son curadores, críticos, poetas y novelistas”. Así, por ejemplo, en lugar de discutir si los predecesores de Mapplethorpe son los fotógrafos de las décadas del ‘20 y del ‘30 Edward Steichen y Edward Weston, suelen ser más proclives a citar a Marcel Duchamp o a http://www.diversica.com/cultura/archivos/2012/02/andy-warhol.php. Algunos otros se remontan hasta la antigüedad clásica, como Germano Celant —crítico de arte y curador principal del Solomon R. Guggenheim Museum—, quien en 2004 propuso un parentesco entre las fotografías de Mapplethorpe y el arte clásico, en particular los grabados y esculturas del manierismo flamenco. 

Los desnudos masculinos son el tema más recurrente en su obra. Entre sus muchos estudios de la figura humana -para los que utilizó a modelos, amigos y amantes varones- es posible hallar poses directamente inspiradas en la escultura clásica, incluso hasta el punto de colocar a un hombre sobre un pedestal de madera. Algunas de las imágenes más potentes de la serie son interraciales, como Ken, Lydia and Tyler (1985), su versión moderna de las tres gracias. 

Otro ejemplo es el de Ken Moody / Robert Sherman (1984), en la que dos cabezas calvas -una negra, la otra blanca- se convierten en siluetas negativo-positivo. “A Mapplethorpe, los hombres negros le resultaban eróticamente atractivos, pero también le gustaba cómo se veía su piel en las fotos blanco y negro: parecida a una pátina sobre una delicada escultura de bronce”, cuenta Tucker. 

Entre sus fotos más reproducidas, figuran varios de los muchos retratos que hizo de su amiga, la poeta y música de rock Patti Smith. “Una de esas imágenes, de 1976, muestra a Smith desnuda y sosteniéndose de un radiador en medio de un gran cuarto vacío. Se la ve vulnerable, pero también transmite una fuerza llena de tensión, mientras mira fijamente a cámara”, reconoce Tucker. Un año antes, Mapplethorpe había fotografiado a Smith para la tapa de su primer álbum con una camisa blanca y un saco negro colgado por encima del hombro. Tanto el álbum Horses como su tapa hoy se consideran clásicos. Ex-amantes, Smith y Mapplethorpe siguieron siendo amigos, y él continuó diseñando tapas de álbumes para ella y para otros músicos, como Taj Mahal y Laurie Anderson. 

La belleza de la form
Mapplethorpe es particularmente conocido por sus autorretratos. Realizó más de cien, la mayoría con sus cámaras Polaroid, entre 1970 y 1975. Aún así, salvo las últimas imágenes de la serie, es muy poco lo que se conoce del hombre que posa para sí, más allá de la declaración pública de su homosexualidad. Más cerca de su contemporánea Cindy Sherman, Mapplethorpe elige imágenes legibles, simples, que cautivan al público sin exponer del todo al modelo.

“El autorretrato más temprano de esta muestra es de 1975. El brazo extendido podría leerse como una imitación de la crucifixión si no fuese por la expresión de autoestima y placer de su rostro, que lo convierte en signo de exuberancia”, analiza Tucker. Tres años más tarde, con un látigo en el ano, posó mirando extrañamente a cámara por encima del hombro, mientras sostenía la cola del látigo. Esta imagen desconcertante e infame se incluyó, junto con otras fotografías de actos sexuales explícitos en el Portfolio X, publicado en 1978, junto con el Portfolio Y, de flores y objetos.

En 1980, Mapplethorpe se re-concibió a sí mismo en dos series diferentes. En una, usa lápiz labial, rimel y probablemente rubor, para proyectarse atípicamente como femenino. En la otra, juega con su lado masculino. Está vestido como de costumbre, con campera de cuero, pero en la foto le cuelga un cigarrillo de los labios, en un gesto típico del cine negro. Esa androginia también está presente en la serie de las mujeres físico culturistas Lisa Lyon y Lydia Cheng. 

A pesar de haber fotografiado a hombres gay en actos sexuales desde el inicio de su carrera fotográfica, la fusión de la subcultura sadomasoquista, sexualmente violenta, con su estilo maduro, dio origen a una idea propia y duradera. Para la curadora: “Creó un estilo claramente comprometido con la belleza de la forma y la manufactura de la obra y lo llevó a un tema que hasta ese momento se consideraba inadecuado exponer a la luz del día, mucho más en los sagrados recintos de los museos de arte. Si bien uno de los objetivos principales de Mapplethorpe era perturbar al público a fin de sensibilizarlo sobre la cuestión homosexual, también creía en la belleza que se podía encontrar en momentos y partes del cuerpo insospechados”, afirma la curadora. 

Polémico y popular 
La cuestión del poder es fundamental en la serie del sexo, pero también atraviesa todas las demás. Para el crítico Germano Celant, Mapplethorpe reveló estas relaciones de poder de maneras totalmente inesperadas. Fue capaz de materializar la fuerza y el poder allí donde uno esperaría fragilidad, tal como se ve en sus fotografías de flores. “Esta capacidad de la obra de Mapplethorpe para convocar a un público multitudinario y a la vez provocar fuertes controversias también alude al poder: el poder que tienen estas obras de perturbar e involucrar al espectador”, reflexiona Tucker. 

Robert Mapplethorpe murió de Sida en 1989, a los 42 años. Desde entonces, su obra ha sido ampliamente exhibida y difundida en Estados Unidos, Europa y Asia, y diversos ensayistas han evaluado la relevancia de su arte desde perspectivas teóricas diferentes. 

“Mapplethorpe fue un artista ambicioso, en el mejor sentido, que luchó no sólo por lograr el reconocimiento y el éxito comercial sino también por dejar un legado perdurable (…) Tanto su vida como su arte reflejaron directa e indirectamente importantes temas sociales y políticos de las dos décadas durante las cuales trabajó, pero su estética fue antitética con el arte de esas dos décadas; y finalmente, que aunque no produjo su trabajo con voluntad de perturbar, tampoco retrocedió ante el efecto que sus fotografías homoeróticas suscitaban en el público”, concluye la curadora.
Fuente: www.diversica.com/cultura/archivos/2010/01/robert-mapplethorpe.php

Fotografía elegida:


Seleccionar solamente una imagen de Robert Mapplethorpe, no es tarea sencilla. Su obra es potente, contundente, a la vez que sutil y sencilla. No hay trucos, las imágenes son reales. Esta sencillez real aun ante la crudeza que la percepción del otro pueda sentir, lo hace diferente y totalmente renovador. En un mundo actual donde la técnica esta al servio del todo vale o es modificable, un cuerpo humano y la sumatoria de un par de haces de luz, hacen toda una escultura. 
Un plano general, desde el punto de vista del modelo masculino (bailarín/gimnasta), aunque tomando como elemento escultórico a la peana que soporta al modelo, estaríamos ante un plano americano. La línea de sombras central en su columna, nos muestra que el modelo esta iluminado, tanto desde la derecha como desde la izquierda. La utilización de la luz crea una ambigüedad, estamos ante un modelo de color de piel blanca o negra, no estoy seguro. 
La sombra es casi la protagonista de la fotografía, la línea central con diferentes tamaños de sombra, desde la cual nacen y crecen las líneas de luz, consiguen que cada centímetro cuadrado de la musculatura del modelo, nos quiera dar un mensaje. Su espalda nos quiere hablar, una persona, una imagen se sitúan en esa espalda y tienen su propio texto, su propia historia. 
Las extremidades dibujan líneas perfectas en el espacio, buscando la perfección de la forma, ahondando en el conjunto, dando ala imagen toda un sensación de circularidad. 
La imagen partiendo de una concepción clásica, quizás a Miguel Ángel le hubiese gustado, es claramente innovadora. Mostrar al modelo, no mostrando su rostro da un mensaje dual a la imagen, da la opción al espectador a pensar, a crear su visión de la imagen con lo que ve y con lo que no se ve. Si preguntásemos a cada espectador sobre la belleza del rostro del modelo, cada uno en su imaginario vería un rostro bello. Mostrar el concepto de cuerpo occidental en su máxima expresión, no es una obviedad, sino es toda una obra de arte. Desde lo sencillo y siendo minimalista en los detalles, su contundencia visual es inmensa. 
Aitor Alava
Robert Mapplethorpe, sin saberlo dejó una huella, difícil. Su legado, permitíó que cualquier manifestación artistica pudiera explorar los límites más in-imagibables a la vez que demostró y mostró cuales son los acantilados que suponen tus propias acciones culturales. Convencido, Mapplethorpe, es un total desconocido para el 99% de los mortales pero el presionar para que alguien se autocensure es una practica muy habitual. Indirectamente Mapplethorpe, es nuestro abogado del diablo interior. Es en ese instante donde debe prevalecer no el legado indirecto del transgresor Mapplethorpe, sino su obra. Si los ofendidos son los espectadores, el autor/artista poco puede hacer. Ellos con su auto/temor quizás solo debieran hacer terapia. La capacidad para presionar y coadcionar al pensador distinto, es la demostración de tu propia debilidad y falta de conocimientos. Mapplethorpe, abrió caminos de libertad, a la vez que dejó a la censura un campo para sembrar. No abonemos nuestras mentes inquietas con la duda del que pensarán, yaque o por mucho o por poco los que no saben y las dudas si algún día lo haran, solo saben sembrar(minas) en los campos por donde la verdad debe transitar!.
AITOR ALAVA



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