Todos los años ahí está. Es imposible no detenerse un instante. Una pared en color que traspasa nuestra propia piel. Un ciclorama que derrama intenciones año a año, fiesta a fiesta. Un manto protector del nervio e inseguridad, que nadie debe notar, que existe, como el silencio en cada secuencia musical y es ahí donde el manto, como guardián de un tesoro, nos dice, otra más!
AITOR ALAVA
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