XERRI BEGI-OIHANKIDE TALDEA
En el valle de Karrantza hay uno de los paisajes más genuinamente rurales de Bizkaia, con tesoros naturales poco conocidos como la cueva de Pozalagua. En el extremo noroeste del municipio hay una antigua cantera reconvertida en un Centro de interpretación. Para conocer esta zona avanzamos hacia la parte superior de Peña Ranero, dentro del Parque Natural de Armañon, en el municipio de KarranTza. En este lugar hay catalogadas más de 200 cavidades. Volvemos al Centro de interpretación y accedemos a la cueva de Pozalagua. Esta cueva se descubrió accidentalmente el 28 de diciembre de 1957 y se puede visitar desde el año 1991. La cavidad tiene 125 metros de largo por 70 de ancho, está llena de formaciones excéntricas, estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas y gours, por eso se la considera un tesoro de la naturaleza.
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LA TORCA DEL CARLISTA“
Dicen que cuando el primer explorador de la Torca del Carlista descendió los últimos 84 metros de escala volada, desenfundó su cuchillo y lo blandió hacia la oscuridad. Él no esperaba el ataque de animal prehistórico alguno, no creía en la existencia de criaturas fantásticas, pero tampoco fue capaz explicar después por qué echó mano de la navaja. Sin duda, se dejó llevar por un instinto de supervivencia. La cueva lo abrumó de tal manera que se sintió indefenso, ante la inmensidad de la naturaleza, y no supo cómo defenderse”. La Sociedad de estudios del medo natural Enbata presenta de esta forma el libro dedicado a la “Torca del Carlista”, una de las mayores cavidades subterráneas del mundo y la cuarta de Europa, ubicada en la localidad de Karrantza, Bizkaia.
Según la tradición popular la gran sima, ubicada en Ranero, en los límites de Bizkaia con Cantabria, era conocida desde hace siglos por los pastores del lugar forjándose la leyenda que, desde el siglo XIX aseguraba, que un oficial carlista perseguido por los liberales cayó allí desapareciendo para siempre. Ese hecho también dio nombre al cercano Pico del Carlista. El nuevo libro, editado por Sua con el apoyo del ayuntamiento de Karrantza y del Gobierno Vasco, detalla las características geológicas de la Torca del Carlista y de la cueva de Pozalagua, ambas en el karst de Ranero, y define su contexto geológico, detalla su inventario faunístico, comenta su marco cultural y enumera las expediciones realizadas desde 1957, en un trabajo repleto de imágenes y cuadros explicativos.
El libro es una excelente muestra del trabajo conjunto del mundo universitario y del espeleológico. La unión de dos realidades que en muchas ocasiones son paralelas, la del conocimiento y la de la exploración, ha dado aquí sus frutos. El alcalde de Karrantza, Raúl Palacio, indica “que la Torca era un espacio que esperaba su conquista con paciencia y con el trabajo de Enbata podemos conocer mejor los enigmas del misterioso mundo subterráneo”.
Las dimensiones de la cavidad son colosales para los espeleólogos cuyas expediciones comienzan en el aparcamiento de Pozalagua, en el Barrio de Ranero (Karrantza Harana, Bizkaia). Una fuerte pendiente de 230 metros de desnivel y 800 de caminata separan este punto de la boca de acceso a la sima. Una senda sube por la ladera y atraviesa el farallón de quince metros que franquea el último trecho del collado. La boca de la sima se esconde justo detrás, en un lapiaz a los pies del pico del Carlista, con unas dimensiones de 4 m por 2 m y en un eje NNE-SSW. Desde ahí hasta la Sala GEV el trayecto es totalmente vertical.
“De no ser por un azar geológico –la creación de una pequeña grieta entre fracturas de roca–, la Torca del Carlista seguiría dormitando bajo las Peñas de Ranero. Afortunadamente, este capricho de la naturaleza regaló a los espeleólogos la única vía de acceso a uno de los espacios subterráneos más extraordinarios del planeta” comenta el libro. Tras descender los primeros 17 metros de la campana, con el abismo bajo sus pies, los espeleólogos instalan la última cabecera en una repisa (a -68 m). Desde aquí la cuerda cae sin ningún obstáculo hasta la base: ochenta y cuatro metros de vertical volada.
El sector Pozalagua está situado en la zona occidental de la parte alta. Un arco de 100 metros de ancho y 20 de alto preserva la unión de los dos vacíos, y en su parte norte se observa la llegada de una veta de dolomía. Este volumen queda interrumpido de manera abrupta por una gran montaña estalagmítica. Las diferentes topografías indican que esta montaña actúa como muro medianero con la Cueva de Pozalagua: al otro lado, detrás de unos veinte metros de concreción, las visitas turísticas pasean entre focos y pasillos delimitados. No parece haber dudas sobre la hermandad geológica entre Pozalagua y Carlista. Para alcanzar desde la base de la vertical el segundo de los volúmenes, la Sala Manuel Iradier, los espeleólogos han de descender la “montaña” de bloques en dirección SSW (220º), eje que deberán mantener para evitar perderse en el caos de derrubios.
El libro destaca que “no resulta extraño encontrar expediciones que, incapaces de encontrar la cuerda de ascensión, deambulan durante horas entre bloques. Camino a la Sala Manuel Iradier, los espeleólogos cruzan el monumental arco de 30 m de ancho y 20 m de alto que da paso a la parte baja de la Sala GEV”. La Sala Manuel Iradier tiene unos treinta metros de altura, con una gran bloquera por suelo y paredes muy verticales que continúan hasta la Sala Aranzadi por el sur.
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