Son pocas las ocasiones, donde uno no quiere tener un espejo delante. Por suerte, de lo contrario seriamos una fobia andante. No es el caso. Confieso, anoche, cuando los brazos de morfeo se me resitían, busqué el minuto. Recordaba que para el final estuvimos cerca. Claro, sin la espera, nada de lo que sucedió hubiese pasado. Cuasi 16 ribereños del sur de nafarroa, golpeaban sus makilak y ahí sabiendo cuando el zuhaitza debiera aparecer, pausé. Es justó lo que no hice en aquella ocasión y no se si algún día me lo auto-perdonaré.

Velada Teatral - Semana Nacional Vasca Macachín 2015

AITOR ALAVA