sábado, 13 de septiembre de 2014

DANZA Y EDUCACION





La danza y su valor educativo



 Introducción
    La definición de danza sea cual sea la fuente de información utilizada, está formada por los elementos de movimiento corporal, ritmo, música y expresión o comunicación. De hecho la danza puede definirse de diversas formas, según el punto de vista que se adopte. Según Martin (2005) de una manera amplia, se puede decir que la danza es un arte visual que se desarrolla en el tiempo y en el espacio y se asocia a la música e incluso a la palabra.

    Antes de comenzar a analizar el contenido y la temática de los artículos considerados en esta revisión, cabe destacar la estrecha relación existente entre la danza y la formación integral de la persona, tal y como afirma Ferreira (2008) y complementa Añorga (1997) con “la formación integral está definida como la formación física, intelectual, técnica, político-ideológica, estético-artística”, ya que la danza está enmarcada en la formación estético-artística.

    Tal es así, que García Ruso (1997) analiza la danza desde la perspectiva integral, contemplando los siguientes aspectos: actividad humana universal, actividad que se extiende a lo largo de la Historia de la humanidad, a lo largo de todas las edades, en ambos sexos y en todo el planeta; actividad motora, ya que utiliza al cuerpo como instrumento a través de técnicas corporales específicas, expresa ideas, emociones y sentimientos y está condicionada por una estructura rítmica; actividad polimórfica, ya que pude presentar múltiples formas (arcaicas, clásicas, modernas, populares, ...); actividad polivalente, ya que puede abarcar diferentes dimensiones como el arte, la educación, el ocio y la terapia; actividad compleja porque conjuga e interrelaciona factores biológicos, psicológicos, sociológicos, históricos, estéticos, morales, políticos, técnicos, geográficos, y porque aúna la expresión y la técnica y puede ser individual o colectiva.

     Completando en algunos aspectos la categorización de García Ruso y confirmándolos en otros, Kraus (1969; en Fuentes, 2006) define los siguientes factores inmersos en el término danza:

     Uso del cuerpo humano, considerando por tanto a la danza como una actividad humana. Se extiende a través del tiempo, ya que no es un simple gesto o un simple instante sino que es una secuencia continúa de actividad pudiendo comprender desde unos pocos momentos hasta varias horas o días. Existe en el espacio, la danza es tridimensional y puede participar de diversos espacios. Acompañada por el ritmo, ya que la mayoría de las danzas tiene un determinado patrón rítmico, definido por una música, una percusión o un golpeo. Incluso aquellas danzas que se realizan en silencio suelen tener internamente una determinada estructura rítmica. Sirve para comunicar, la mayoría de las danzas tienen una intención comunicativa, desde las danzas pantomímicas o de caracterización, pasando por el ballet clásico, hasta las que procuran la expresión de una emoción personal o una exuberancia física.

     Tiene un determinado estilo y forma de movimientos, la mayoría de las danzas tienen un estilo característico de movimiento con una determinada estructura o forma, pudiendo encontrarse desde patrones de gestos o pasos como los que se dan en danzas de tipo étnico o social hasta los cuidados y precisos movimientos individuales o colectivos que podemos encontrar en una secuencia coreografiada de algún espectáculo de danza.

     En Fuentes (2006), aparecen descritas en forma de conclusión diferentes connotaciones pedagógicas de la danza desde su perspectiva de actividad-experiencia educativa:

1.       La danza es una actividad tradicionalmente vinculada a la educación y a la educación física y artística en particular, así ha quedado de manifiesto una vez explorada su presencia dentro del pensamiento pedagógico a través de la historia.
2.       Entendemos que la danza tiene validez pedagógica porque a través de su práctica puede incidirse en los siguientes aspectos propios de la educación física integrada:
o        adquisición y desarrollo de las habilidades y destrezas básicas
o        adquisición y desarrollo de tareas motrices específicas
o        desarrollo de las cualidades físicas básicas
o        desarrollo de capacidades coordinativas
o        adquisición y desarrollo de habilidades perceptivo-motoras
o        conocimiento y control corporal en general
o        el pensamiento, la atención y la memoria
o        la creatividad
o        aumento de las posibilidades expresivas y comunicativas
o        favorecer la interacción entre los individuos
3.       La danza tiene validez pedagógica porque puede fomentar el sentido artístico a través de la propia creación (realización de danzas coreografías propias) y de la apreciación de otras creaciones externas (apreciación y crítica de coreografías y danzas ajenas).
4.       La danza tiene validez pedagógica ya que mediante su práctica se puede incidir en la socialización del individuo.
5.       La danza tiene validez pedagógica ya que puede ser un factor de conocimiento cultural además, puede ser un factor de educación intercultural favoreciendo el conocimiento y la aceptación y tolerancia de la realidad pluricultural de la sociedad actual.

    Amén de lo citado, destacar la afirmación de Jaramillo y Murcia (2002), sobre la esfera de la danza, la cual es una alternativa de la educación, sustentada desde algunas reflexiones sobre lo educativo, la realidad contextuada, la validación de mensajes, la educación desescolarizada y el papel que esta juega en estos escenarios de lo educativo.

Del movimiento a la danza
    El movimiento corporal en el individuo es un acto natural que forma parte de cualquier proceso de aprendizaje, sea de desarrollo psicomotriz, desarrollo físico o incluso intelectual. Si a este movimiento natural del niño le incluimos melodías y sonidos, este movimiento natural se enriquece con el ritmo musical y se transforma en movimiento rítmico o movimiento musical. Con el cual se expresan sensaciones y emociones a los demás. Para Emile Jacques-Dalcroze (Jacques-Dalcroze, 1965) existe una conexión instintiva entre el hecho sonoro y el movimiento corporal, de manera que las impresiones musicales despiertan imágenes motrices y la música no se percibe sólo con el oído, sino con todo el cuerpo. El cuerpo se convierte así en un gran oído interior, hasta el punto de que cualquier hecho musical, sea de carácter rítmico, melódico, armónico, dinámico o formal, puede ser representado con hechos corporales (Martin, 2005).


     Dentro del propio movimiento, se pueden distinguir diferentes factores los cuales forman parte de la formación y educación del niño:
·         Objeto que se mueve (persona, personas, o incluso con complementos)
·         Dirección (espacio y sentido)
·         El grado de energía (intensidad)
·         Tiempo (duración)

    El concepto de tiempo, con el que se relacionan tanto la velocidad del movimiento como su duración, y sólo mediante ésta se pueden captar aspectos del mismo. La conciencia del tiempo es difícil de adquirir; sin embargo, es posible experimentar la percepción temporal de forma inmediata, instintiva y consciente a la vez, cuando los movimientos corporales se unen al ritmo, puesto que el ritmo natural se encuentra en todo ser humano.

    Además, todo movimiento corporal tiene necesidad de espacio, concepto que conviene medir bajo distintos parámetros. Se entiende aquí por espacio el entorno en el que nos desenvolvemos. Se puede hablar de espacios pequeños, grandes, abiertos, cerrados…; pero el tipo de espacio que nos interesa destacar es el que está en relación con la persona. Existe un espacio personal que está inscrito en el propio cuerpo. A efectos del movimiento rítmico, se produce al conectar entre sí elementos corporales; por ejemplo, cuando se percuten palmas, chasquidos con los dedos, etc. Existe también un espacio parcial, el espacio inmediato al cuerpo, que comprende el espacio que nos rodea cuando no nos desplazamos. Los conceptos de derecha-izquierda, arriba-abajo, delante-detrás, centro, alrededor, etc. pertenecen a este espacio próximo. También se conectan, en relación con este espacio, los tres niveles de planos: alto, medio y bajo. El conocimiento del espacio total, o espacio abarcado por el desplazamiento corporal, descentraliza a la persona de su yo, le ayuda a tomar conciencia de su lugar en relación con los demás y a utilizar el espacio de forma diferente. Su práctica incluye desplazamientos en diagramas geométricos curvos —círculos, espirales, arcos...—, rectos —líneas rectas, paralelas, diagonales; cuadrados, guardas, arabescos....—, evoluciones… Es, en definitiva, el espacio en el que se realiza el movimiento rítmico y la danza.

 
    De esta manera, los planteamientos metodológicos que se presentan a través del movimiento ayudan a los alumnos no sólo a desinhibirse, y como consecuencia a expresarse corporalmente con mayor desenvoltura, sino a estar en consonancia con el hecho sonoro. Por eso Martin (2005) señala que es importante el uso de los sonidos en todos los planteamientos didácticos.

    Probst (2008) lanza una propuesta de “Taller de movimiento y danza: dar forma y figura al movimiento”, en el cual insiste sobre la importancia de conocer los aspectos teóricos de la danza y llevarlos a la práctica, utilizando el movimiento como herramienta de creación para la danza, unificando teoría práctica de movilidad y movimiento.

    En la pedagogía deportiva el taller de trabajo ya ha sido tratado (Landau, 1995; Laging, 1997; en Miedzinski, 2006). Ya que el concepto de taller se unas en el marco de la discusión sobre utilizar y transmitir en el movimiento, en el juego y en el deporte. Por ello, actualmente es muy común utilizar la herramienta de “taller deportivo en …” según la modalidad deportiva en cuestión, con el principal objetivo de facilitar el aprendizaje deportivo al niño a través del movimiento rítmico en formas jugadas.

Danza y relaciones sociales
    La danza y el movimiento rítmico mejoran la capacidad de socialización del niño así como su autoestima (Arguedas, 2006; Rodríguez, 2007), ya que la expresión corporal busca facilitarle al ser humano, el proceso creativo y de libre expresión y comunicación a partir del conocimiento de su cuerpo, el manejo del espacio, de los materiales y del fortalecimiento de su auto-confianza (Arguedas, 2004).

    Es importante tener presente, que a la vez, la danza y los movimientos guiados o libres, fomentan valores como el respeto, la libertad, la tolerancia y la crítica constructiva. Mediante ellas, se aviva la comunicación de sentimientos, de ideas, de estados de ánimo y el respeto entre los participantes en forma individual y grupal. Al realizar estas actividades corporales, se benefician de igual manera, aspectos biológicos, cognitivos y psicomotores; no puede faltar el placer del movimiento y el sentido lúdico ya que además, permiten liberar energías en busca de la expresividad (Arguedas, 2006; Fuentes, 2006). Considerando que todos estos aspectos forman parte del acto social de la comunicación en los niños y niñas en edad escolar. Ya que utilizan el juego, el baile, la danza y sus mil maneras creativas de expresión para llegar a sus compañeros. 

 
    Por otro lado, aparecen varios autores (López, 2006; Martínez, 2005; Pains, 1995) que han trabajado especialmente en el Arteterapia, con el objetivo de incluir en su sistema educativo una herramienta que evite y prevea las situaciones conflictivas, problemas de agresividad e incluso de violencia en clase. Entre todas las razones de su utilización como herramienta educativa, por recurrir principalmente a procesos de comunicación no verbal (artes plásticas, música, danza y expresión corporal), dejando abierta la puerta a procesos simbólicos más espontáneos que las palabras, favorecedores tanto de la expresión de sentimientos personales, con lo que conlleva una primera base de autoestima, como de la lectura y reconocimiento en los procesos expresivos de los otros, lo que favorecerá intercambios sociales positivos (Arguedas, 2006).


Bibliografía
·         Arguedas. C. (2004). La expresión corporal y la transversalidad como un eje metodológico construido a partir de la expresión artística. Revista Educación. 28 (1): 123-131.
·         Arguedas. C. (2006). Cuentos musicales para los más pequeños. Revista electrónica Actualidades investigativas en Educación, 6, (1).
·         Añorga Morales, Julia. (1997) “Pedagogía y estrategia didáctica y curricular de la Educación Avanzada. Soporte digital. Caracas.
·         Ferreira, M. (2008). La educación artística y su incidencia en la transversalidad y calidad de ejecución. Educación Física – Chile, 267.
·         Fuentes, A.L. (2006). El valor pedagógico de la danza. Tesis doctoral, Universitat de Valencia.
·         Jaramillo, L.G., y Murcia, N. (2002). Danza, comunicación y educación. Revista Educación Física y Deportes, año 8, 54.
·         García, H. Mª. - La danza en la escuela. Barcelona. Inde. 1997.
·         Jacques-Dalcroze, E. (1965). El ritmo, la música y la educación. Lausanne: Foetish Frères.
·         Kraus, R. - History of the dance in Art and Education. New Jersey. Prentice-Hall. 1969.
·         López, C. Martínez, N. (2006). Arteterapia. Conocimiento interior a través de la expresión artística. Ediciones Tutor S.A. Madrid.
·         Probst, A. (2008). Taller de movimiento-danza: dar forma y figura al movimiento. Agora para la EF y el Deporte, 6: 43-50.
·         Martin, M.J. (2005). Del movimiento a la danza en la Educación Musical. Educatio, 23: 125-139.
·         Martínez, N. y López, M. (2005) Arteterapia y Educación. Consejería de Educación. Comunidad de Madrid.
·         Miedzinski, K. (2006). Die neue Bewegungsbaustelle. Lernen mit Kopft, Herz, Hand und Fub. Dortmund: Borgmann Media.
·         Pain, S. y Jarreau, G. (1995). Una psicoterapia por el arte. Buenos Aires. Nueva Visión.



Raquel Hernández García
Gema Torres Luque




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