La
danza y su valor educativo
Introducción
La definición de danza sea cual sea la
fuente de información utilizada, está formada por los elementos de movimiento
corporal, ritmo, música y expresión o comunicación. De hecho la danza puede
definirse de diversas formas, según el punto de vista que se adopte. Según
Martin (2005) de una manera amplia, se puede decir que la danza es un arte
visual que se desarrolla en el tiempo y en el espacio y se asocia a la música e
incluso a la palabra.
Antes de comenzar a analizar el
contenido y la temática de los artículos considerados en esta revisión, cabe
destacar la estrecha relación existente entre la danza y la formación integral
de la persona, tal y como afirma Ferreira (2008) y complementa Añorga (1997)
con “la formación integral está definida como la formación física, intelectual,
técnica, político-ideológica, estético-artística”, ya que la danza está
enmarcada en la formación estético-artística.
Tal es así, que García Ruso (1997)
analiza la danza desde la perspectiva integral, contemplando los siguientes
aspectos: actividad humana universal, actividad que se extiende a lo largo de la Historia de la humanidad,
a lo largo de todas las edades, en ambos sexos y en todo el planeta; actividad
motora, ya que utiliza al cuerpo como instrumento a través de técnicas
corporales específicas, expresa ideas, emociones y sentimientos y está
condicionada por una estructura rítmica; actividad polimórfica, ya que pude presentar
múltiples formas (arcaicas, clásicas, modernas, populares, ...); actividad
polivalente, ya que puede abarcar diferentes dimensiones como el arte, la
educación, el ocio y la terapia; actividad compleja porque conjuga e
interrelaciona factores biológicos, psicológicos, sociológicos, históricos,
estéticos, morales, políticos, técnicos, geográficos, y porque aúna la
expresión y la técnica y puede ser individual o colectiva.
Completando en algunos aspectos la
categorización de García Ruso y confirmándolos en otros, Kraus (1969; en
Fuentes, 2006) define los siguientes factores inmersos en el término danza:
Uso del cuerpo humano, considerando por
tanto a la danza como una actividad humana. Se extiende a través del tiempo,
ya que no es un simple gesto o un simple instante sino que es una secuencia
continúa de actividad pudiendo comprender desde unos pocos momentos hasta
varias horas o días. Existe en el espacio, la danza es tridimensional y
puede participar de diversos espacios. Acompañada por el ritmo, ya que
la mayoría de las danzas tiene un determinado patrón rítmico, definido por una
música, una percusión o un golpeo. Incluso aquellas danzas que se realizan en
silencio suelen tener internamente una determinada estructura rítmica. Sirve
para comunicar, la mayoría de las danzas tienen una intención comunicativa,
desde las danzas pantomímicas o de caracterización, pasando por el ballet
clásico, hasta las que procuran la expresión de una emoción personal o una
exuberancia física.
Tiene un determinado estilo y forma de
movimientos, la mayoría de las danzas tienen un estilo característico
de movimiento con una determinada estructura o forma, pudiendo encontrarse
desde patrones de gestos o pasos como los que se dan en danzas de tipo étnico o
social hasta los cuidados y precisos movimientos individuales o colectivos que
podemos encontrar en una secuencia coreografiada de algún espectáculo de danza.
En Fuentes (2006), aparecen descritas en
forma de conclusión diferentes connotaciones pedagógicas de la danza desde su
perspectiva de actividad-experiencia educativa:
1.
La danza es una actividad tradicionalmente vinculada a la
educación y a la educación física y artística en particular, así ha quedado de
manifiesto una vez explorada su presencia dentro del pensamiento pedagógico a
través de la historia.
2.
Entendemos que la danza tiene validez pedagógica porque a
través de su práctica puede incidirse en los siguientes aspectos propios de la
educación física integrada:
o
adquisición y desarrollo de las habilidades y destrezas
básicas
o
adquisición y desarrollo de tareas motrices específicas
o
desarrollo de las cualidades físicas básicas
o
desarrollo de capacidades coordinativas
o
adquisición y desarrollo de habilidades perceptivo-motoras
o
conocimiento y control corporal en general
o
el pensamiento, la atención y la memoria
o
la creatividad
o
aumento de las posibilidades expresivas y comunicativas
o
favorecer la interacción entre los individuos
3.
La danza tiene validez pedagógica porque puede fomentar el
sentido artístico a través de la propia creación (realización de danzas
coreografías propias) y de la apreciación de otras creaciones externas
(apreciación y crítica de coreografías y danzas ajenas).
4.
La danza tiene validez pedagógica ya que mediante su
práctica se puede incidir en la socialización del individuo.
5.
La danza tiene validez pedagógica ya que puede ser un
factor de conocimiento cultural además, puede ser un factor de educación
intercultural favoreciendo el conocimiento y la aceptación y tolerancia de la
realidad pluricultural de la sociedad actual.
Amén de lo citado, destacar la
afirmación de Jaramillo y Murcia (2002), sobre la esfera de la danza, la cual
es una alternativa de la educación, sustentada desde algunas reflexiones sobre
lo educativo, la realidad contextuada, la validación de mensajes, la educación
desescolarizada y el papel que esta juega en estos escenarios de lo educativo.
Del movimiento a la danza
El movimiento corporal en el individuo
es un acto natural que forma parte de cualquier proceso de aprendizaje, sea de
desarrollo psicomotriz, desarrollo físico o incluso intelectual. Si a este
movimiento natural del niño le incluimos melodías y sonidos, este movimiento
natural se enriquece con el ritmo musical y se transforma en movimiento rítmico
o movimiento musical. Con el cual se expresan sensaciones y emociones a los
demás. Para Emile Jacques-Dalcroze (Jacques-Dalcroze, 1965) existe una conexión
instintiva entre el hecho sonoro y el movimiento corporal, de manera que las
impresiones musicales despiertan imágenes motrices y la música no se percibe
sólo con el oído, sino con todo el cuerpo. El cuerpo se convierte así en un
gran oído interior, hasta el punto de que cualquier hecho musical, sea de
carácter rítmico, melódico, armónico, dinámico o formal, puede ser representado
con hechos corporales (Martin, 2005).
Dentro del propio movimiento, se pueden
distinguir diferentes factores los cuales forman parte de la formación y
educación del niño:
·
Objeto que se mueve (persona, personas, o incluso con
complementos)
·
Dirección (espacio y sentido)
·
El grado de energía (intensidad)
·
Tiempo (duración)
El concepto de tiempo, con el que se
relacionan tanto la velocidad del movimiento como su duración, y sólo mediante
ésta se pueden captar aspectos del mismo. La conciencia del tiempo es difícil
de adquirir; sin embargo, es posible experimentar la percepción temporal de
forma inmediata, instintiva y consciente a la vez, cuando los movimientos
corporales se unen al ritmo, puesto que el ritmo natural se encuentra en todo
ser humano.
Además, todo movimiento corporal tiene
necesidad de espacio, concepto que conviene medir bajo distintos parámetros. Se
entiende aquí por espacio el entorno en el que nos desenvolvemos. Se puede
hablar de espacios pequeños, grandes, abiertos, cerrados…; pero el tipo de
espacio que nos interesa destacar es el que está en relación con la persona.
Existe un espacio personal que está inscrito en el propio cuerpo. A efectos del
movimiento rítmico, se produce al conectar entre sí elementos corporales; por
ejemplo, cuando se percuten palmas, chasquidos con los dedos, etc. Existe
también un espacio parcial, el espacio inmediato al cuerpo, que comprende el
espacio que nos rodea cuando no nos desplazamos. Los conceptos de
derecha-izquierda, arriba-abajo, delante-detrás, centro, alrededor, etc.
pertenecen a este espacio próximo. También se conectan, en relación con este
espacio, los tres niveles de planos: alto, medio y bajo. El conocimiento del
espacio total, o espacio abarcado por el desplazamiento corporal, descentraliza
a la persona de su yo, le ayuda a tomar conciencia de su lugar en relación con
los demás y a utilizar el espacio de forma diferente. Su práctica incluye
desplazamientos en diagramas geométricos curvos —círculos, espirales, arcos...—,
rectos —líneas rectas, paralelas, diagonales; cuadrados, guardas,
arabescos....—, evoluciones… Es, en definitiva, el espacio en el que se realiza
el movimiento rítmico y la danza.
De esta manera, los planteamientos
metodológicos que se presentan a través del movimiento ayudan a los alumnos no
sólo a desinhibirse, y como consecuencia a expresarse corporalmente con mayor
desenvoltura, sino a estar en consonancia con el hecho sonoro. Por eso Martin
(2005) señala que es importante el uso de los sonidos en todos los
planteamientos didácticos.
Probst (2008) lanza una propuesta de
“Taller de movimiento y danza: dar forma y figura al movimiento”, en el cual
insiste sobre la importancia de conocer los aspectos teóricos de la danza y
llevarlos a la práctica, utilizando el movimiento como herramienta de creación
para la danza, unificando teoría práctica de movilidad y movimiento.
En la pedagogía deportiva el taller de
trabajo ya ha sido tratado (Landau, 1995; Laging, 1997; en Miedzinski, 2006).
Ya que el concepto de taller se unas en el marco de la discusión sobre utilizar
y transmitir en el movimiento, en el juego y en el deporte. Por ello,
actualmente es muy común utilizar la herramienta de “taller deportivo en …”
según la modalidad deportiva en cuestión, con el principal objetivo de
facilitar el aprendizaje deportivo al niño a través del movimiento rítmico en
formas jugadas.
Danza y relaciones sociales
La danza y el movimiento rítmico mejoran
la capacidad de socialización del niño así como su autoestima (Arguedas, 2006;
Rodríguez, 2007), ya que la expresión corporal busca facilitarle al ser humano,
el proceso creativo y de libre expresión y comunicación a partir del
conocimiento de su cuerpo, el manejo del espacio, de los materiales y del fortalecimiento
de su auto-confianza (Arguedas, 2004).
Es importante tener presente, que a la
vez, la danza y los movimientos guiados o libres, fomentan valores como el
respeto, la libertad, la tolerancia y la crítica constructiva. Mediante ellas,
se aviva la comunicación de sentimientos, de ideas, de estados de ánimo y el
respeto entre los participantes en forma individual y grupal. Al realizar estas
actividades corporales, se benefician de igual manera, aspectos biológicos,
cognitivos y psicomotores; no puede faltar el placer del movimiento y el
sentido lúdico ya que además, permiten liberar energías en busca de la
expresividad (Arguedas, 2006; Fuentes, 2006). Considerando que todos estos
aspectos forman parte del acto social de la comunicación en los niños y niñas
en edad escolar. Ya que utilizan el juego, el baile, la danza y sus mil maneras
creativas de expresión para llegar a sus compañeros.
Por otro lado, aparecen varios autores
(López, 2006; Martínez, 2005; Pains, 1995) que han trabajado especialmente en
el Arteterapia, con el objetivo de incluir en su sistema educativo una
herramienta que evite y prevea las situaciones conflictivas, problemas de
agresividad e incluso de violencia en clase. Entre todas las razones de su
utilización como herramienta educativa, por recurrir principalmente a procesos
de comunicación no verbal (artes plásticas, música, danza y expresión
corporal), dejando abierta la puerta a procesos simbólicos más espontáneos que
las palabras, favorecedores tanto de la expresión de sentimientos personales,
con lo que conlleva una primera base de autoestima, como de la lectura y
reconocimiento en los procesos expresivos de los otros, lo que favorecerá
intercambios sociales positivos (Arguedas, 2006).
Bibliografía
·
Arguedas. C. (2004). La expresión corporal y la
transversalidad como un eje metodológico construido a partir de la expresión
artística. Revista Educación. 28 (1): 123-131.
·
Arguedas. C. (2006). Cuentos musicales para los más
pequeños. Revista electrónica Actualidades investigativas en Educación,
6, (1).
·
Añorga Morales, Julia. (1997) “Pedagogía y estrategia
didáctica y curricular de la Educación Avanzada. Soporte digital. Caracas.
·
Ferreira, M. (2008). La educación artística y su
incidencia en la transversalidad y calidad de ejecución. Educación Física –
Chile, 267.
·
Fuentes, A.L. (2006). El valor pedagógico de la danza.
Tesis doctoral, Universitat de Valencia.
·
Jaramillo, L.G., y Murcia, N. (2002). Danza, comunicación y
educación. Revista Educación Física y Deportes, año 8, 54.
·
García, H. Mª. - La danza en la escuela. Barcelona.
Inde. 1997.
·
Jacques-Dalcroze, E. (1965). El ritmo, la música y la
educación. Lausanne: Foetish Frères.
·
Kraus, R. - History of the dance in Art and Education.
New Jersey. Prentice-Hall. 1969.
·
López, C. Martínez, N. (2006). Arteterapia. Conocimiento
interior a través de la expresión artística. Ediciones Tutor S.A. Madrid.
·
Probst, A. (2008). Taller de movimiento-danza: dar forma y
figura al movimiento. Agora para la
EF y el Deporte, 6: 43-50.
·
Martin, M.J. (2005). Del movimiento a la danza en la Educación Musical.
Educatio, 23: 125-139.
·
Martínez, N. y López, M. (2005) Arteterapia y Educación.
Consejería de Educación. Comunidad de Madrid.
·
Miedzinski, K. (2006). Die neue Bewegungsbaustelle.
Lernen mit Kopft, Herz, Hand und Fub. Dortmund: Borgmann Media.
·
Pain, S. y Jarreau, G. (1995). Una psicoterapia por el
arte. Buenos Aires. Nueva Visión.
Raquel Hernández García
Gema Torres Luque
0 comentarios:
Publicar un comentario