Podría ser un cuento Japones de KAKICHIDOSHI KATAKARUKA, pero no, sucedió ayer en nuestro Euskal Etxea-LLavalol:
"La mañana y sus rituales, la mañana con su secuencia en saludos-repetidos, las quejas de rigor, la lluvia, los autos, el tren, las firmas ordenadas, los recorridos habituales, las prisas habituales y media sonrisa más, ya que era viernes. Cuatro y medio días, solo separados, por una jornada otoñal a calor y humedad estival!. El ultimo café o el primero en la jornada. La actividad quizás cerrada minutos antes y un cuarteto díscolo pasó desapercibido. Ellas cuatro, silenciosas, medio o por el todo, en cierto desorden solo visibles si su puerta abre. Esa condensación de agua en en el ambiente tan difícil de explicar tan sencilla para sufrir-la!. Y ellas, sin noticias de ellas!. El cuerpo se hartó y nuestras hordas-tartaras, en cuerpos que crecerán, se revelaban ante ese termómetro de otro tiempo. Lentamente la retirada y ellas 4 allí se quedaron,,,pero no igual,,,expectantes y ordenadas como el pincel dispuso, esperan su momento. Ser visibles y contar su historia!.
AITOR ALAVA
28/4/18
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