lunes, 23 de marzo de 2015

IZTUETA-II



La estética de Juan Ignazio Iztueta

Iztueta es el vasco que con más profundidad ha estudiado la Estética de nuestras danzas. Pero lejos de ser un ilustre profesor universitario que brillaba con luz propia entre los folkloristas occidentales (Friedrich Silcher, Cecil Sharp, Bela Bartók, etc), fue un hombre llano que estudió el Folklore en toda su profundidad, indagando en la más auténtica estética popular.



En el siglo XIX (año 1880) Suecia dio un importante paso y presentó su célebre grupo de baile que Thoms bautizó con el nombre de "Filocoros", que viene a decir recuperando el folklore. Era el único grupo que yo conocía que se presentaba bajo el título del Folklore. Un día en que estaban reunidos varios miembros del grupo vasco "Goizaldi" y de un grupo de Folklore sueco, uno de estos últimos dijo que el primer grupo de folklore se formó en Escandinavia, ante lo cual súbitamente nuestro txistulari Montes Astigarraga alzó el libro de Iztueta que tenía entre manos y le respondió que Iztueta lo publicó en 1824. No tengo conocimiento de nadie que haya estudiado las Danzas Folklóricas en más profundidad que Iztueta. He tenido entre manos las Danzas del Tirol, y Karl Hora, de Schwatz, me confesó que había arrojado luz a cientos de ellas. Tenía cuatro Heftens amontonados junto con varias imágenes musicales que en cierto modo aclaraban varios conceptos.



Iztueta recogió 36 danzas guipuzcoanas, su música, los Zortzikos y Soinu Zaharrak, y describió cómo debían bailarse el Zortziko, los Soinu Zaharrak y las 16 Aldairas o Evoluciones con sus puntos. Además, facilitó consejos y normas para bailar nuestras tradicionales danzas según su modo original. No creo posible explicar estas Danzas de mejor manera.


Si partimos del hecho de que Iztueta comenzó a escribir la Corelogía de las Danzas Vascas allá por 1820, tenemos que hacer alusión a la anécdota del tamboril, ya que opinaba que no casaba bien con la originaria Ezpata Dantza guipuzcoana. Dejando de lado la discusión que se originó entre los que sabían tocarlo y los que no, hay que señalar que Iztueta se inclinaba por los tamborileros que no tenían conocimientos de música, sin duda porque interpretaban mejor las danzas populares.


El Iztueta Corélogo y la Estética de las Danzas Populares

En este escrito tan sólo pretendo hacer un acercamiento a la forma en que nuestro insigne folklorista Iztueta analizaba la Estética Vasca.


Iztueta era un brillante hombre que nació y creció empapado de la más honda tradición popular a quien no se le tarda en reconocerle la categoría de maestro. Luchaba vivamente por conservar las danzas populares en su formato auténtico y original. Iztueta no era un coreógrafo, sino un corélogo. Quería ser un fiel testigo de las danzas, recuperar y reforzar la auténtica danza, conservar las danzas populares tal como nos transmitieron nuestros antepasados para enseñarlas a nuestros nietos sin introducir modificaciones. Y es que la danza es un patrimonio intocable y sagrado.


Iztueta no era un Folklorista que aspirara a crear una Ciencia. Sus escritos estaban basados no en aportaciones científicas, sino en la sabiduría popular.


Antes de seguir adelante tenemos que entender la estética del Zortziko. El Zortziko se compone de frases regulares de ocho puntos, y para bailar esos ocho puntos o compases, siempre se deben interpretar los primeros seis puntos o compases de entre las dieciséis evoluciones aportadas por Iztueta, y los dos últimos servirán para concluir el Zortziko. Tras escoger e interpretar las seis primeras evoluciones, el Zortziko siempre finaliza en dos puntos, y siempre con la misma evolución. Por eso sostiene Iztueta que si un bailarín sabe bailar un Zortziko cualquiera, fijándose en los puntos podrá bailar todo tipo de Zortzikos. Las melodías solían tener una letra; de hecho, los Zortzikos se conocían por su título, pero con el tiempo, debido al "virtuosismo" de los txistularis, se creó una nueva técnica que llevó a la desaparición de las letras. Podemos decir que todos los Zortzikos, tanto los antiguos como los más recientes, no presentan diferencias en el baile.


Pero las Soinu Zaharrak no son, como los Zortzikos, melodías europeas, sino vascas. Las Soinu Zaharrak no se componen de ocho puntos o compases, aunque pueden tenerlas, pero en todo caso la letra se ajustará a la Soinu Zaharra. Por tanto, se acepta la diferencia que Iztueta establece entre los Zortzikos y las Soinu Zaharrak. Aun cuando un dantzari sepa bailar una Soinu Zaharra, no por ello será capaz de interpretar todas las Soinu Zaharrak, porque cuentan con diferentes puntos.


Iztueta subraya asimismo otra diferencia entre los Zortzikos y las Soinu Zaharrak, y es que de los primeros no se conserva ninguna letra, mientras que las Soinu Zaharras perduran aún con todas sus letras. Por tanto, como decíamos, ambas danzas se interpretaban de distinta manera.


La "gravitas" de la ética

A la hora de señalar un rasgo común general de todas las Danzas Vascas, Iztueta se decanta por la "autenticidad y celebridad de las evoluciones". No es el primero en recalcar estas características, pero las reafirma. Deja de lado las flaquezas y apatías y subraya su integridad. La autenticidad y la celebridad reflejan la presencia de la ética, no de la gravedad. En las danzas vascas, salvo en las del Carnaval, todas las evoluciones, incluso los más leves movimientos, están mentalmente controladas. Los impulsos y alborotos provocados por Dionisio o Baco se dejan de lado ante la atenta mirada de los espectadores que atienden en la plaza. La Danza Vasca unifica la Ética y la Estética, que los griegos resumirían en una sola palabra: kalôs.


La regulación de la estética

Al elaborar la Normativa de la estética, Iztueta piensa sobre todo en el bailarín. Para ello, basta con que nos hagamos cargo de la cantidad de normas que debe retener en su memoria el bailarín vasco que actúa en las plazas de los pueblos.


Los bailarines, cuando se presentan ante el pueblo, muestran su trabajado cuerpo, porque en cierto modo se convierten en esculturas vivientes. Debe colocar los pies correctamente, esconder el talón de su pie izquierdo detrás del derecho. Las puntas de los pies ligeramente abiertas, mirando hacia ambos lados, que debe procurar no doblarlas. En las evoluciones llamadas "Laisterrak" deberá meterlas hacia dentro, aunque Serge Lifare opine que tal postura la inventa cada bailarín. Los bailarines vascos se apoyan en el suelo sobre los dedos de los pies, pero no, como en el ballet, con el dedo gordo. En la evolución del "Lau Arin", se diría que los dedos de los pies se arrastran sobre el suelo, realizando movimientos circulares sobre el mismo.


Por otra parte, al realizar la muriska, no lo pone hacia abajo, como en el ballet, ni tampoco hacia arriba, como los patos, sino que realiza un movimiento intermedio.


Pero hay veces en las que esta nueva norma no se cumple, como por ejemplo en el los "Cuatro Ligeros Redoblados". La pierna se pone derecha, con la punta dirigida hacia el suelo y con la que realiza sobre la tarima círculos cerrados, y a continuación toca con el tobillo el cuello y la pantorrilla de la otra pierna. Estos círculos cerrados que se diseñan con la punta del pie se realizan en el sentido de las agujas del reloj, aunque hay casos en los que se realizan en el sentido contrario, de dentro hacia fuera. No obstante, según Iztueta tal círculo se debe realizar desde fuera hacia dentro. En la evolución "Lau Arin Berriztua", y ateniéndose a la costumbre, el bailarín empieza girando la pierna izquierda, y termina con la derecha.


Al realizar la Muriska (Entrechânts, Entrejambes), los bailarines se impulsan hacia arriba con las puntas de los pies, cruzan los talones en el aire, tocan con cada tobillo en talón del otro pie, y bajan a la tarima con los dos pies juntos.


Al parecer, el consejo más práctico y valioso que se puede facilitar desde el punto de vista humano y estético, es el que deja la decisión en manos del propio bailarín. No son ni el tamboril ni el txistu los que en todos los puntos y evoluciones ostentan el poder y el mando absolutos, como tampoco obligarán al bailarín a seguir un determinado ritmo, tempo y ritardando. El momento crucial en este sentido, aunque los bailarines actuales lo hayan olvidado, solía ser aquél en el que se levantaba la pierna izquierda. Se trata de un consejo que nos ha sido transmitido de mano a mano y de boca a boca, lo cual contribuye a aumentar su valor. Al comienzo del Aurresku la pierna izquierda debe alzarse todo lo posible y bajarla poco a poco, lentamente. Otro tanto sucedía en el Zortziko Andreen Deieko Kontrapas, en el que bajaban la pierna hasta el suelo lentamente, alargando las notas del txistu. De este modo, el bailarín, hasta que ponía el pie en el suelo, se asemejaba a una escultura expuesta al aire libre. Ante este espectacular movimiento de baile, los espectadores aguantan su mirada sin pestañear. Esa suspensión del ritmo del baile es toda una grandeza estética que refleja la viveza del compás rítmico.


Ahora que hemos explicado varias normas que afectan a la Estética, y dado que este escrito comienza a alargarse, terminaremos con un par de consejos. El primero es que los bailarines vascos tienen que hacer todo el esfuerzo que les sea posible, aunque teniendo en cuenta que la decisión de escoger una u otra evolución, de interpretarla en toda su belleza y hermosura estética, deben tomarla ellos. El segundo se refiere a la ley de la simetría, que se cumple en todas las evoluciones. Se refiere a que todos los movimientos que realice hacia un lado deberá realizarlos igualmente hacia el otro, como sucede en el caso del "Lau Arin, Laisterka (Carrera), en todas las evoluciones, Laisterka Bakuna (simple), (Carrera simple), Laisterka gehitua, (Carrera aumentada), Lau Arin berriztu, Oinpunta Erpoakiko (Zapateado) etc".



Gaizka Barandiaran


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