Iztueta
es el vasco que con más profundidad ha estudiado la Estética de nuestras
danzas. Pero lejos de ser un ilustre profesor universitario que brillaba con
luz propia entre los folkloristas occidentales (Friedrich Silcher, Cecil Sharp,
Bela Bartók, etc), fue un hombre llano que estudió el Folklore en toda su
profundidad, indagando en la más auténtica estética popular.
En
el siglo XIX (año 1880) Suecia dio un importante paso y presentó su célebre
grupo de baile que Thoms bautizó con el nombre de "Filocoros", que
viene a decir recuperando el folklore. Era el único grupo que yo conocía que se
presentaba bajo el título del Folklore. Un día en que estaban reunidos varios
miembros del grupo vasco "Goizaldi" y de un grupo de Folklore sueco,
uno de estos últimos dijo que el primer grupo de folklore se formó en
Escandinavia, ante lo cual súbitamente nuestro txistulari Montes Astigarraga
alzó el libro de Iztueta que tenía entre manos y le respondió que Iztueta lo
publicó en 1824. No tengo conocimiento de nadie que haya estudiado las Danzas
Folklóricas en más profundidad que Iztueta. He tenido entre manos las Danzas
del Tirol, y Karl Hora, de Schwatz, me confesó que había arrojado luz a cientos
de ellas. Tenía cuatro Heftens amontonados junto con varias imágenes musicales
que en cierto modo aclaraban varios conceptos.
Iztueta recogió 36
danzas guipuzcoanas, su música, los Zortzikos y Soinu Zaharrak, y describió
cómo debían bailarse el Zortziko, los Soinu Zaharrak y las 16 Aldairas o Evoluciones
con sus puntos. Además, facilitó consejos y normas para bailar nuestras
tradicionales danzas según su modo original. No creo posible explicar estas
Danzas de mejor manera.
Si partimos del
hecho de que Iztueta comenzó a escribir la Corelogía de las Danzas Vascas allá por 1820,
tenemos que hacer alusión a la anécdota del tamboril, ya que opinaba que no
casaba bien con la originaria Ezpata Dantza guipuzcoana. Dejando de lado la
discusión que se originó entre los que sabían tocarlo y los que no, hay que señalar
que Iztueta se inclinaba por los tamborileros que no tenían conocimientos de
música, sin duda porque interpretaban mejor las danzas populares.
El Iztueta
Corélogo y la Estética
de las Danzas Populares
En este escrito
tan sólo pretendo hacer un acercamiento a la forma en que nuestro insigne
folklorista Iztueta analizaba la Estética Vasca.
Iztueta era un
brillante hombre que nació y creció empapado de la más honda tradición popular
a quien no se le tarda en reconocerle la categoría de maestro. Luchaba vivamente
por conservar las danzas populares en su formato auténtico y original. Iztueta
no era un coreógrafo, sino un corélogo. Quería ser un fiel testigo de las
danzas, recuperar y reforzar la auténtica danza, conservar las danzas populares
tal como nos transmitieron nuestros antepasados para enseñarlas a nuestros
nietos sin introducir modificaciones. Y es que la danza es un patrimonio
intocable y sagrado.
Iztueta no era un
Folklorista que aspirara a crear una Ciencia. Sus escritos estaban basados no
en aportaciones científicas, sino en la sabiduría popular.
Antes de seguir
adelante tenemos que entender la estética del Zortziko. El Zortziko se compone
de frases regulares de ocho puntos, y para bailar esos ocho puntos o compases,
siempre se deben interpretar los primeros seis puntos o compases de entre las
dieciséis evoluciones aportadas por Iztueta, y los dos últimos servirán para
concluir el Zortziko. Tras escoger e interpretar las seis primeras evoluciones,
el Zortziko siempre finaliza en dos puntos, y siempre con la misma evolución.
Por eso sostiene Iztueta que si un bailarín sabe bailar un Zortziko cualquiera,
fijándose en los puntos podrá bailar todo tipo de Zortzikos. Las melodías
solían tener una letra; de hecho, los Zortzikos se conocían por su título, pero
con el tiempo, debido al "virtuosismo" de los txistularis, se creó
una nueva técnica que llevó a la desaparición de las letras. Podemos decir que
todos los Zortzikos, tanto los antiguos como los más recientes, no presentan
diferencias en el baile.
Pero las Soinu Zaharrak no son, como los Zortzikos, melodías europeas, sino vascas. Las Soinu
Zaharrak no se componen de ocho puntos o compases, aunque pueden tenerlas, pero
en todo caso la letra se ajustará a la Soinu Zaharra. Por
tanto, se acepta la diferencia que Iztueta establece entre los Zortzikos y las
Soinu Zaharrak. Aun cuando un dantzari sepa bailar una Soinu Zaharra, no por
ello será capaz de interpretar todas las Soinu Zaharrak, porque cuentan con
diferentes puntos.
Iztueta subraya
asimismo otra diferencia entre los Zortzikos y las Soinu Zaharrak, y es que de
los primeros no se conserva ninguna letra, mientras que las Soinu Zaharras
perduran aún con todas sus letras. Por tanto, como decíamos, ambas danzas se
interpretaban de distinta manera.
La "gravitas"
de la ética
A la hora de
señalar un rasgo común general de todas las Danzas Vascas, Iztueta se decanta
por la "autenticidad y celebridad de las evoluciones". No es el
primero en recalcar estas características, pero las reafirma. Deja de lado las flaquezas
y apatías y subraya su integridad. La autenticidad y la celebridad reflejan la
presencia de la ética, no de la gravedad. En las danzas vascas, salvo en las
del Carnaval, todas las evoluciones, incluso los más leves movimientos, están
mentalmente controladas. Los impulsos y alborotos provocados por Dionisio o
Baco se dejan de lado ante la atenta mirada de los espectadores que atienden en
la plaza. La Danza Vasca
unifica la Ética y la
Estética, que los griegos resumirían en una sola palabra:
kalôs.
La regulación
de la estética
Al elaborar la Normativa de la
estética, Iztueta piensa sobre todo en el bailarín. Para ello, basta con que
nos hagamos cargo de la cantidad de normas que debe retener en su memoria el
bailarín vasco que actúa en las plazas de los pueblos.
Los bailarines,
cuando se presentan ante el pueblo, muestran su trabajado cuerpo, porque en
cierto modo se convierten en esculturas vivientes. Debe colocar los pies
correctamente, esconder el talón de su pie izquierdo detrás del derecho. Las puntas
de los pies ligeramente abiertas, mirando hacia ambos lados, que debe procurar
no doblarlas. En las evoluciones llamadas "Laisterrak" deberá
meterlas hacia dentro, aunque Serge Lifare opine que tal postura la inventa
cada bailarín. Los bailarines vascos se apoyan en el suelo sobre los dedos de
los pies, pero no, como en el ballet, con el dedo gordo. En la evolución del
"Lau Arin", se diría que los dedos de los pies se arrastran sobre el
suelo, realizando movimientos circulares sobre el mismo.
Por otra parte, al
realizar la muriska, no lo pone hacia abajo, como en el ballet, ni tampoco
hacia arriba, como los patos, sino que realiza un movimiento intermedio.
Pero hay veces en
las que esta nueva norma no se cumple, como por ejemplo en el los "Cuatro
Ligeros Redoblados". La pierna se pone derecha, con la punta dirigida
hacia el suelo y con la que realiza sobre la tarima círculos cerrados, y a
continuación toca con el tobillo el cuello y la pantorrilla de la otra pierna.
Estos círculos cerrados que se diseñan con la punta del pie se realizan en el
sentido de las agujas del reloj, aunque hay casos en los que se realizan en el
sentido contrario, de dentro hacia fuera. No obstante, según Iztueta tal
círculo se debe realizar desde fuera hacia dentro. En la evolución "Lau
Arin Berriztua", y ateniéndose a la costumbre, el bailarín empieza girando
la pierna izquierda, y termina con la derecha.
Al realizar la Muriska (Entrechânts,
Entrejambes), los bailarines se impulsan hacia arriba con las puntas de los
pies, cruzan los talones en el aire, tocan con cada tobillo en talón del otro
pie, y bajan a la tarima con los dos pies juntos.
Al parecer, el
consejo más práctico y valioso que se puede facilitar desde el punto de vista
humano y estético, es el que deja la decisión en manos del propio bailarín. No
son ni el tamboril ni el txistu los que en todos los puntos y evoluciones
ostentan el poder y el mando absolutos, como tampoco obligarán al bailarín a
seguir un determinado ritmo, tempo y ritardando. El momento crucial en este
sentido, aunque los bailarines actuales lo hayan olvidado, solía ser aquél en
el que se levantaba la pierna izquierda. Se trata de un consejo que nos ha sido
transmitido de mano a mano y de boca a boca, lo cual contribuye a aumentar su
valor. Al comienzo del Aurresku la pierna izquierda debe alzarse todo lo
posible y bajarla poco a poco, lentamente. Otro tanto sucedía en el Zortziko
Andreen Deieko Kontrapas, en el que bajaban la pierna hasta el suelo
lentamente, alargando las notas del txistu. De este modo, el bailarín, hasta
que ponía el pie en el suelo, se asemejaba a una escultura expuesta al aire
libre. Ante este espectacular movimiento de baile, los espectadores aguantan su
mirada sin pestañear. Esa suspensión del ritmo del baile es toda una grandeza
estética que refleja la viveza del compás rítmico.
Ahora que hemos
explicado varias normas que afectan a la Estética, y dado que este escrito comienza a
alargarse, terminaremos con un par de consejos. El primero es que los
bailarines vascos tienen que hacer todo el esfuerzo que les sea posible, aunque
teniendo en cuenta que la decisión de escoger una u otra evolución, de
interpretarla en toda su belleza y hermosura estética, deben tomarla ellos. El
segundo se refiere a la ley de la simetría, que se cumple en todas las
evoluciones. Se refiere a que todos los movimientos que realice hacia un lado
deberá realizarlos igualmente hacia el otro, como sucede en el caso del
"Lau Arin, Laisterka (Carrera), en todas las evoluciones, Laisterka Bakuna
(simple), (Carrera simple), Laisterka gehitua, (Carrera aumentada), Lau Arin
berriztu, Oinpunta Erpoakiko (Zapateado) etc".
Gaizka
Barandiaran
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