Patxi Errementaria era malvado. Mala persona no, sino que simplemente no comulgaba con la doctrina cristiana y claro, eso nunca ha estado muy bien visto...
El caso es que una vez le enviaron del Infierno un diablo con el encargo de secuestrarle y llevarlo a pagar sus pecados con tormentos eternos.
Así, una mañana, el diablo se presento en la herrería de Patxi. Allí estaba Patxi trabajando: de vez en cuando martilleaba sobre el yunque, y otras veces, tirando del fuelle, sacudiendo las ascuas, introduciendo en la fragua hachas, rejas de arado y otras herramientas.
"Buenos días" le dijo el diablo. "Dicen que eres rematadamente malo y he venido a llevarte al Infierno".
"No está mal dicho" respondió Patxi "pero vámonos primero a comer un bocado".
"Vámonos pues" sonriente el diablo.
Así fueron a almorzar, sentándose a la mesa.
Después del almuerzo, se levantó Patxi y dijo al diablo "Ya podemos partir".
Tras desperezarse, intentó el diablo levantarse, pero no era capaz. Patxi había embadurnado con pez aquel lado de la mesa.
Allí quedó pegado el diablo durante siete años, hasta que Patxi derritió la pez calentándola con fuego.
Patxi continuó su pecaminosa vida, sin inmutarse, y al diablo no se lo volvió a ver ni oir.
Al cabo de un tiempo, otro diablo fue enviado para atar a Patxi al hogar de los tormentos, pero con una advertencia: "Si Patxi te dice que te sientes a la mesa, no lo hagas".
El segundo diablo se presentó una mañana en la herrería de Patxi, diciendo "Buenos días".
"Buenos días también a ti" le contestó Patxi.
"Dicen que cometes muchos pecados, y tengo orden de llevarte al mismísimo Infierno"
"No está mal dicho. Pero antes de irnos, comamos un bocado de almuerzo".
Ambos entraron en la cocina de Patxi.
"Siéntate a la mesa, amigo" le invitó Patxi.
"No, gracias, no tengo necesidad".
"Échate entonces en esa cama de ahí y descansa mientras yo almuerzo, pues ya estarás cansado de tanto andar".
"Bien dicho está" Y allí se tumbó el diablo.
Cuando Patxi hubo terminado, dijo al diablo: "Ya podemos marcharnos". Pero el diablo, por mucho que se esforzaba, no podía levantarse. Patxi había embadurnado también con pez la cama.
Y allí estuvo otros siete años el diablo, sin poder moverse, hasta que Patxi derritió la pez calentándola al fuego.
El diablo huyó, pero Patxi quedó en la tierra cometiendo más pecados que nunca.
Juzgando que el comportamiento de Patxi era indigno e insoportable, el mismísimo Satanás envió a otro diablo. "No te sientes a la mesa ni aceptes echarte a la cama un rato" advirtió Satanás enfurecido.
Una mañana, bien preparado e informado, entró el nuevo diablo en la herrería de Patxi, diciendo "Buenos días".
"Buenos días también a ti" contestó Patxi cortés.
"De tí cuentan que tu conducta es insoportable, que estás totalmente entregado al pecado. ¿No es así?"
"Eso no es verdad. Soy pecaminoso, pero no insoportable" respondió Patxi.
"Pues yo tengo orden de llevarte al Infierno, y habremos de ir para allá"
"No está mal dicho, pero antes, cuando menos, desayunemos ¿No pensarás que vaya al Infierno con el estomago vacío, no?"
"Podemos hacer eso"
Entraron en la cocina del herrero. Patxi invitó al diablo a sentarse a la mesa.
"No, no tengo ganas de sentarme a la mesa, gracias".
"Al menos, descansa en la cama, estarás cansado de tanto andar"
"No, no estoy fatigado".
"Súbete entonces ahí, a esa higuera del portal y come higos, mientras yo desayuno".
"Eso sí lo haré, has hablado bien".
Y el diablo subió velozmente a la higuera a atiborrarse de higos.
Cuando hubo desayunado, Patxi llamó al diablo. Pero el diablo no podía bajar de la higuera, ya que estaba embadurnada en pez. Y allí quedó el diablo adherido al árbol.
Todos los niños de la escuela, que pasaban diariamente por casa de Patxi, aprovechaban para castigar a pedradas al diablo. Mucho gritaba, pero Patxi se hacía el sordo y allí tuvo al diablo colgado durante siete años.
El diablo pudo huir, pero Patxi quedó en el mundo, pecaminoso y feliz.
Por fin la Muerte visitó a Patxi, y a esta no se la puede engañar, así que con las herramientas en la mano, un martillo, unas tenazas y un asador, Patxi se encaminó al Infierno.
Las puertas del Infierno temblaron al aporreo de Patxi.
"¿Quién es?" gritaron desde dentro.
"Patxi Errementaria"
Cuando oyeron esto, todos los diablos del Infierno se agolparon para apuntalar la puerta y evitar que Patxi entrara, pues famosos eran tratos con diablos por todos los pozos de tormentos.
Un diablo, pensando que conocería si era Patxi o no, se pudo a mirar por la rendija de la puerta.
Patxi le arrancó el ojo con su asador.
Otro diablo, creyendo que reconocería a Patxi por la voz, pegó su oreja en una rendija de la puerta.
Patxi le arrancó la oreja con sus tenazas.
Viendo que el Infierno no le recibía, Patxi marchó hacia el Cielo.
Llegando allí, golpeó la puerta. Salió San Pedro.
"¿Quién eres?"
"Patxi Errementaria"
San Pedro no quería que Patxi entrara, ya que había oído hablar de su vida llena de vicios y pecados.
Entonces, aparecío una anciana que conocía a Patxi. Al verle se apuró, y a fin de evitar que le hiciera daño, empezó a hablar bien de él, diciendo que había sido un gran bienhechor para el mundo y otras alabanzas por el estilo.
Ante este testimonio, San Pedro no tuvo más remedio que abrir la puerta. Y así, Patxi se ganó un sitio privilegiado en el Cielo.
"PATXI EL HERRERO"
Leyenda recopilada por Aita Barandiaran datadaen Araba. año 1903.
Patxi errementaria from Karlos Braco on Vimeo.
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