miércoles, 15 de enero de 2014

LA EDUCACION EN LA TRASICIÓN DEMOCRATICA



Llegada la democracia a Argentina en 1983 se veía a la educación de dos maneras muy distintas; por un lado como un instrumento para armar ese modelo deseado, como palanca para conquistar y conseguir la democracia y por otro lado, como un bien para negociar, como un bien de cuya distribución podría depender la construcción de una de las dimensiones de ese modelo más amplio que era el de la equidad distributiva o justicia social, aspectos olvidados durante la dictadura militar.

Se dijo una vez que el régimen militar había fracasado políticamente, pero que había sido exitoso ideológicamente y que, en consecuencia, había conseguido una penetración capilar en la sociedad.

 La iglesia y las fuerzas armadas, jugaron un papel hegemónico en la conformación del escenario educativo de los 15 años previos a la transición, con una breve interrupción en el período que medió entre 1973 y 1976. Ellas habían logrado imponer direccionalidad a las tendencias del desarrollo educativo, que se había manifestado en que el desarrollo educativo en la Argentina en cuatro sesgos principales: el primero de
esos sesgos era el elitismo; el segundo, el autoritarismo; el tercero, el oscurantismo,
y el cuarto, el eficientismo.

En 1984 ante el derrumbe de la hegemonía militar, se creyó que Argentina tenía partidos fuertes y se creía que ese estado de movilización podía ser profundizado y canalizado por los partidos políticos. El Partido Radical creía firmemente en esta posibilidad de conquistar un consenso democrático. Con esta convicción, promovió desde el Poder Ejecutivo la promulgación de una ley para organizar un gran Congreso Pedagógico Nacional que fué modificada por el principal partido de la oposición -el Partido Justicialista- en el sentido de darle todavía mayor contenido participativo. Por la unanimidad del Poder Legislativo, se convocó al mencionado Congreso Pedagógico Nacional para que la sociedad, en su conjunto, discutiera el presente y el futuro de la educación.
El resultado de esa experiencia, que insumió grandes energías, tuvo un alto costo
económico y demoró en cuatro años la puesta en práctica de innovaciones y de
reformas de fondo.

Congreso Pedagógico Nacional. Actores y tensiones

En abril de 1986, se realizó el acto oficial de apertura del Congreso Pedagógico
Nacional (CPN), en el Teatro Nacional Cervantes, el cual duraría hasta la Asamblea Final realizada en Córdoba en febrero-marzo de 1988.

La participación tuvo diferentes matices a lo largo del Congreso. El sector de la educación pública estatal intervino a partir de la libertad de acción, sin contar con una estructura que tendiera a la organización sistemática de propuestas. Incluso el gremio docente desestimó la convocatoria al Congreso y se limitó a observar lo que pasaba sin tomar conciencia de la importancia de su palabra. En cambio, el sector que representaba la enseñanza privada, con  mayor peso de la Iglesia Católica, logró un nivel de organización mucho más importante, pues se valieron de distintas convocatorias desde las escuelas y las iglesias, lo que generó debates y propuestas sólidas. La constante participación de la Iglesia Católica en muchas provincias opositoras al
gobierno, hizo tambalear la balanza para su lado.

Más allá de las dificultades en su desarrollo, el CPN fue un acontecimiento inédito
dentro de las experiencias pedagógicas argentinas, por la gran participación que generó
porque lograron “tener voz” muchos de los actores involucrados con la educación y, por haber sido una oportunidad para dar lugar a debates educativos pendientes.

Política Universitaria:

Se reincorporaron los docentes y empleados expulsados por el gobierno militar (R.M. 56/83). También se rehabilitó el derecho de los docentes y empleados de trabajar en establecimientos de enseñanza privada y se garantizaron algunos derechos que sostenían condiciones de trabajo docente (como, por ejemplo, el derecho a huelga).

Política Educación Secundaria:

A partir de 1985 se implementó un nuevo sistema de evaluación en todos los
establecimientos de educación secundaria, y tuvo varios cambios. La metodología
evaluativa se realizaba a partir de la ‘verificación’ del cumplimiento de objetivos,
otorgando a los alumnos varias instancias de recuperación de saberes, de manera de dar mayores oportunidades para lograr los aprendizajes de los contenidos establecidos. Este sistema suscitó varias críticas, principalmente, por las modificaciones que implicaba en la concepción de evaluación

BIBLIOGRAFIA:

            -LAS REFORMAS EDUCATIVAS EN LAS TRASICIONES DEMOCRATICAS. Instituto de Cooperación Iberoamericana ICI-1990

            -NATALIA DIAZ, Procesos de estructuración y definición del  currículum
para el ciclo básico de la escuela secundaria en la transición democrática argentina (1983-1989), 2009

                                                                        

                                                                     En buenos aires a 20 del 6 del 2013
                                                                                                        Aitor Alava

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