EL GAUCHO
“Más de cuatro siglos de labor agraria y ganadera, para dar el sustento a la población, fueron moldeando un paisaje diferente en la pampa; el hombre no escapó a esa transformación generada por el trabajo y por la forma en que se realizó la ocupación de la tierra.”
Carlos Moreno
Carlos Moreno
ISMA-ISFA “JORGE DONN”
Carrera Profesorado de
Danza Folklórica
Examen de Ingreso: 14 de
diciembre del 2011
Asignatura: Folklore
Ciencia
Ítem elegido: -Introducción a la
ganadería-Vaquerías-El gaucho-Saladeros-Estancia-Establecimientos
Ganaderos-Ley de vagos-Frontera.
Titulo del trabajo: EL GAUCHO
Autor: AITOR ALAVA
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Un nuevo símbolo nacional: El Gaucho
A mediados del siglo XIX los
intelectuales que se oponían a los caudillos y procuraban modernizar el país,
difundieron una imagen negativa del gaucho. Se atribuían a este personaje
costumbres bárbaras, opuestas al progreso.
Esa imagen negativa comenzó a
cambiar a finales de siglo a medida que
en el campo se extendían las estancias, llegaban los inmigrantes y aumentaba la
producción agrícola. Fueron apareciendo una serie de exitosas obras literarias,
que convertirían al gaucho en una especie de héroe anónimo en el que
sobrevivían los valores de la nacionalidad. En el año 1872 se publica “El Gaucho Martín Fierro” de José Hernández.
Siete años después José Hernández publica “La
vuelta de Martín Fierro”. Ya entonces, miles de personas habían leído o
escuchado la historia de ese campesino argentino, al que un autoritario Juez de
paz obligó a ir a la frontera a luchar contra los indios. Fierro, de esta
manera perdía su rancho, sus tierra, sus hijos y su mujer. En “la vuelta de
Martin FIerro”, se reencontraba con sus hijos y les daba consejos para que no
les pasara lo mismo que a él.
Cuarenta años después, esos
poemas que imitaban la manera de hablar del pueblo, fueron la inspiración para
un libro nuevo “El Payador” de Leopoldo Lugones.Lugones fue el escritor mas respetado
por la clase dirigente argentina, en la época del centenario de la Revolución de Mayo. Su
libro, El Payador, está escrito en idioma culto. Fierro ya no sería visto como
una víctima del poder y la injusticia sino como un Héroe y que había ayudado a
hacer un país grande y moderno. De este modo, la figura del gaucho fue
contrapuesta a la del inmigrante, que ansiaba ocupar puestos de poder. Eduardo Gutiérrez
escribe “Juan Moreira”, otra obra que
contribuyó a popularizar la figura del Gaucho. Incluso los Hermanos Podesta, lo
inmortalizaron en 1884 en su espectáculo circense, alcanzando notable éxito.
La palabra Gaucho
La palabra gaucho se usó en las
regiones del Plata, Argentina, Uruguay y en Brasil (gaúcho). Palabra para
designar los jinetes de la llanura o pampa. La palabra Gaucho se aplicó al
elemento criollo o mestizo, pero no puede asignársele un sentido racial, sino
étnico, ya que los hijos de inmigrantes europeos, los negros y los mulatos que
aceptaron aquel modo de vida, fueron gauchos.
La palabra Gaucho parece
estar relacionada con la palabra Gauderio: palabra de origen
portugués con la que se designaba a los campesinos andariegos de Río Grande do
Sud (Brasil) y Uruguay; eran hombres increíblemente dúctiles en el manejo del
caballo y la hacienda. La palabra "gauderio" pasó al Río de la Plata, donde no era conocida
y sirvió para designar al paisano de nuestros campos: "étnias de indios y
colonizadores..." según Mariano Polliza.Otras palabras utilizadas han
sido: Changador Gauderio Guaso Camilucho.
El gaucho, excelente jinete.
Para cuando los
conquistadores (termino histórico) llegan a este continente en el año 1492, el caballo no poblaba
este continente, el cual había sido en pretéritas eras geológicas la cuna del
género equus. de donde evolucionó el equus caballos, especie que
en épocas históricas los pueblos asiáticos, africanos y europeos domesticaron,
salvándolo de su extinción definitiva. Un camino de ida y vuelta.
La génesis del caballo criollo de las llanuras del Plata se atribuye
generalmente a la introducción que realizó Don Pedro de Mendoza, en la
primera fundación de Buenos Aires en 1535, mencionándose en sus capitulaciones
de 1534 con el rey Carlos V la obligación de traer 100 yeguas y caballos,
registrándose su partida con solo 72 según Ulrico Schmidl y existiendo la
mención del padre Rivadanevra, que fueron sólo 42 las aportadas en ese viaje.
Casi contemporáneamente, en 1541, Alvar Núñez Cabeza de Vaca había llevado caballos a Asunción del Paraguay y Diego de Rojas y Nuñez de Prado trasladó caballos desde el Perú hasta el territorio de la actual provincia de Tucumán, en el Noroeste argentino. Producida la despoblación de la primera fundación de Buenos Aires, se dice que varios ejemplares quedaron libres y se adaptaron con facilidad a la pampa reproduciéndose con facilidad.
Transcurrieron casi cuarenta años hasta que en 1580 Don Juan de Garay intenta con éxito la segunda y definitiva repoblación de la ciudad desde Asunción del Paraguay.
Garay había recibido informes para esa época que existían numerosas caballadas vagando en libertad en las cercanías de Buenos Aires. Como no podía ofrecer a los nuevos pobladores ni oro ni plata ni encomiendas de indios en una tierra casi desértica, cubierta solo de pastos y sin ningún bosque, pidió a su superior, el adelantado Juan Torres de Vera y Aragón, “hacer merced a los nuevos pobladores, del ganado caballuno abandonado por Don Pedro”.
Torres de Vera y Aragón debía muchos favores a Garay, para discutirle unos pocos caballos, por lo que accedió al pedido. Luego, los pobladores encontraron más caballos que los pensados y obtuvieron del Consejo de lndias (1591) que se los eximiera del diezmo real que hubiera correspondido si hubieran sido salvajes, es decir, autóctonos, lo que obtuvieron iniciándose así la captura de los que cayeron bajo sus lazos y corrales, los demás se dispersaron. Muerto Garay, Torres de Vera y Aragón reclamó las caballadas para sí, al conocer su número, por ser producto de la tierra”.
A él le convenía que se revisara la teoría que los consideraba caballos abandonados, abogando por su carácter natural, extremo que nunca pudo ser probado. Los caballos de Mendoza, más los que luego se dispersaron desde el Paraguay y Tucumán, son el origen de las grandes manadas de caballos salvajes que a fines del siglo XVIII asombraban a los viajeros, y que los pobladores locales denominaban genéricamente como "baguales".
Según varios historiadores, las primeras vacas, llegaron al Paraguay desde Brasil en 1945, y Juan de Garay las llevo al Río de la Plata en 1580. Las primeras ovejas fueron introducidas por Juan Nuñez del Prado, fundador del Tucumán. En 1587 Juan Torres de Vera, condujo desde el Perú hasta La Asunción 4.000 ovejas, de las cuales la mayor parte se asignó a Buenos Aires.
Caballos, vacas, ovejas: movilidad, cuero, carne, lana.
La pampa adquirió
así su jerarquía de pedestal gaucho.
Los
trabajos del Gaucho:
El gaucho y su
caballo son casi una misma imagen, nada hacía el gaucho sin su caballo y nadie
montaba como él. Se dice que aprendió a cabalgar antes que caminar. Caballo,
lazo, rebenque y boleadoras lo acompañaban en todas sus andanzas.
los primeros
gauchos cazaban vacas con el lazo o las boleadoras para sacarles el cuero. Mas
tarde, cuando ingresaron a las estancias, el trabajo aumento y se hizo más
variado.
El gaucho entonces,
no tuvo rival en el rodeo, ni en la doma, ni en la yerra , y fue un experto en
enlazar y pialar.
En la yerra
enlazaba a la presa con verdadera maestría, bien afirmado sobre el recado,
revoleaba el lazo con movimientos precisos y luego arrojaba en dirección del
animal. Este quedaba aprisionado por la cuerda de cuero para que otro gaucho
pudiese pialarlo, es decir, sujetarle las manos y voltearlo.
También era hábil
en el rodeo, que en esta época consistía en reunir al ganado en un lugar para
revisarlo, separar animales para la compra y la venta o vigilar su estado.
Con las boleadoras
su puntería también era infalible, podía bolear un ñandú o un novillo a grandes
distancias.
Las
boleadoras el lazo y el rebenque, junto
con el cuchillo, fueron para el gaucho herramientas de trabajo y también armas.
Basta recordar que durante las Invasiones Inglesas y la Reconquista, los
ingleses cayeron atontados al ser enlazados o boleados por los gauchos. Y con el rebenque,
que lleva adentro de la funda de cuero bien trenzado una barra de metal, podía
matar de un solo golpe. Nunca se separaba de él. A todo esto
debemos agregar que el terreno no poseía secretos para el gaucho. En una sola
ojeada reconocía una huella, o seguía un rumbo guiado por árboles o pastos. Se
orientaba también por la posición de los astros o algunas aguadas, y su
finísimo oído apoyado en la tierra lo ponía sobre aviso de la proximidad de los
indios. Estos magníficos guías, que podían conducir sin dificultades a los
viajeros a través de la pampa se llamaban " baquianos", y de ellos se
dijo que eran " la brújula de la pampa" . Durante las guerras de la Independencia,
fueron muy útiles al ejército criollo, pues nada más que por el movimiento de
los animales o los casi invisibles desgarrones en las plantas, podía informar
del paso del enemigo y hasta decir cuántos hombres eran.
Lugar físico donde desempeño su trabajo
Tenemos situado al
gaucho como un errante solitario con su montura. Esto es cierto, pero el gaucho
ha estado presente en todas las formas y modos
de explotación ganadera.
Las vaquerías:
hacia el año 1600, había por entonces en las desiertas llanuras pampeanas,
miles de cabezas de vacas y caballos salvajes, sin dueños, denominados
cimarrones. Y esos hombres que luego se llamaron gauchos empezaron a alejarse
hacia la campaña donde podían subsistir sin mayor esfuerzo, pues con ese ganado
de nadie satisfacían sus necesidades de sustento. Para comer bastaba con faenar
un animal; lo demás lo brindaba la naturaleza: no les hacía falta nada más. De
este modo empieza a dibujarse la imagen del gaucho libre, sin trabajo ni
vivencia fija, recorre a caballo grandes distancias y duerme al descampado
sobre su recado cuando lo sorprende la noche en la soledad de la llanura. Lleva
una vida nómada y apartada de las ciudades.
Por entonces, las
autoridades dan permiso a los dueños de tierras para realizar VAQUERIAS, es
decir, para recoger y faenar el ganado cimarrón. El gaucho trabaja en ellas y
debido a las expediciones que tienen que hacer para buscar el ganado, se van
alejando cada vez más de los centros poblados y se diseminan por las pampas.
Fueron pues los primeros paisanos que fundaron una sociedad campesina.
La chacra: durante
los siglos XVII y XVIII, fue el
establecimiento agrícola ganadero que abasteció a la ciudad con productos de
consumo, trigo, harinas, legumbres, hortalizas, leña, pichones de paloma etc.
La estancia:
Cuando se fundó la ciudad de Buenos Aires se repartieron las tierras, las más
extensas y alejadas se llamaron ESTANCIAS. Al principio, los límites entre una
y otra eran simplemente los ríos y arroyos, aunque a veces se construyeron
zanjas divisorias.
Casco de la antigua Chacra de Los Remedios.
Durante el
Virreinato comienzan a crecer las estancias en "Tierra adentro", o
sea, en lugares aún más apartados y hasta poco antes en poder de los indios.
Las autoridades
apoyaban su instalación para evitar la merma de ganado provocada por la
vaquería, pues, si los animales tenían dueños ellos, se encargarían de cuidar
que subsistieran.
Asimismo
estos establecimientos contaban con ranchos y casas para el alojamiento de los
dueños y los peones que allí trabajaban.
El saladero: Los saladeros surgieron en el siglo XVII como
consecuencia de la necesidad de los europeos de consumir carne salada, o charqui,
como se la conoce en Argentina. Así,
gracias a esta poderosa industria (se exportaba en grandes cantidades) nacieron las
ciudades de Quilmes, Berisso y Ensenada, y más tarde Atalaya, que sería sólo
una parte de la Comuna
de Magdalena.
Los saladeros, que lograron una explotación
integral del vacuno. Producían tasajo destinado a la alimentación de esclavos o
de ejércitos en marcha; extraían el sebo y la grasa para la fabricación de las
velas, el jabón y lubricantes para cueros. Desarrollaron la técnica de curtir
los cueros. La era del saladero ocupa buena parte del siglo XIX, con la
construcción de establecimientos especializados, e incluso —aunque ya en pugna
con los envíos de carne enfriada o congelada— continúa hasta principios del
siglo XX.
Los primeros ocupantes de los saladeros eran
inmigrantes, en su mayoría italianos y vascos ¿Qué se hacía en los saladeros? Se mataba el ganado, se le sacaban sectores
de la piel, y se los ponía a secar al sol, luego de ser salada.
La hacienda era traída por los gauchos argentinos
desde la pampa, que estaba llena de ganado y servía perfectamente
para los objetivos de estos lugares.
La vestimenta del Gaucho:
La figura del gaucho no puede separarse de su vestimenta. Así
como la llanura fue su ambiente y el caballo su medio de movilidad, el traje lo
individualizó.
Recortado contra
el paisaje pampeano, parado en la puerta de su rancho o empeñado en un juego de
taba o bebiendo en la pulpería, el gaucho es ese hombre callado que hace sonar
con orgullo, al caminar, las espuelas que lleva sobre su botas de potro.
Muchos pintores de
la época sintieron la necesidad de retratarlos en distintas actitudes. En todos
esos cuadros resulta admirable el porte del gaucho, luciendo sus calzoncillos
amplios y con grandes bordados calados que asoman debajo del chiripá y que
sujetan a su cintura con un cinto.
El final del Gaucho:
El primer
alambre-como alambrado-fue colocado por Mr Newton en el año 1845 en la estancia
Santa Maria en Chascomús. EN 1855 la Estancia Los remedios es alambrada
en su totalidad.
En 1855, Sarmiento
decía:”Gasten lo necesario y hagan estable su fortuna”.
A partir de esta
fecha proliferaron los alambrados, con lo cual vino el declive del gaucho.
En 1860 se
promulga la ley de vagos:
Clasificación de los Vagos
Art. 1. Serán considerados vagos simplemente para los
efectos de esta ley.
1. Las personas de uno y otro sexo que no tengan
renta, profesión, oficio ú otro medio lícito con que vivir.
2. Los que teniendo oficio, profesión ó industria, no
trabajan habitualmente en ella, y no se les conocen otros medios lícitos de
adquirir su subsistencia.
3. Los que con renta, pero insuficiente para
subsistir, no se dedican á alguna ocupación lícita y concurren ordinariamente á
casas de juego, pulperías ó parajes sospechosos.
Esta ley incidió en la vida del gaucho, ya que fue
tratado como vago.
AnexoI: ley de vagos
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