La cultura popular tradicional, sistema valoral de la identidad
Resumen
La cultura
popular tradicional constituye motivo de participación comunitaria, donde
emergen valores,
tradiciones, memoria
histórica, costumbres, que pasan de generación en generación para convertirse
en verdadero patrimonio,
como conjunto de experiencias tiene una forma de asimilación no académica. Es
importante destacar el papel que juega el imaginario popular donde se va ha
sedimentar, para ir conformando la memoria
histórica en una comunidad,
nación
o región determinada. La cultura popular tradicional como mecanismo de
consecutividad es de suma importancia en la formación, desarrollo
y preservación de los valores
identitarios. Esta deviene medio, espiritual y material del conocimiento
de la historia,
la identidad
y de reconocimiento de cada individuo
o comunidad
humana con su cultura. Es por ello que la conservación de las costumbres,
hábitos, formas de vida, puede lograrse a partir de una mayor concientización
en la comunidad y en los actores sociales que a él se encuentran vinculados,
para la auto realización de la comunidad desde la potenciación de la cultura
como factor del desarrollo. En este sentido resultan esenciales la enseñanza,
promoción
y aplicación de acciones
para educar a la comunidad en una cultura de amor
por mantener sus tradiciones.
Desarrollo
En
la comunidad primitiva el hombre
como miembro de una sociedad
creó una serie de conocimientos, creencias, tradiciones, costumbres, estilos de
vida, que fueron asumidos por todos sus miembros y trasmitidos de generación en
generación a través de un proceso
de socialización
que compartieron entre sí, para ir conformando así una cultura popular
tradicional.
Existen
un sin números referencias que datan de varios siglos atrás, respecto a la
existencia de la cultura popular tradicional. Según Guanche la aparición del
término folklore
se establece hacia 1846 por William John, que posteriormente fue sustituido por
el de cultura popular tradicional, entendido como la cultura creada y
trasmitida de generación en generación, en un constante proceso de cambio
(Almazán; 2008: 20-21)
El
folklore es producto
y patrimonio del pueblo, es el conjunto de bienes
culturales que organizados en forma peculiar actúan en un conglomerado social
dado. El hecho folclórico puede aparecer en cualquier momento, en cualquier
colectividad sea de un nivel económico y cultural superior o uno más pobre.
La
cultura popular tradicional, como conjunto de vivencias, tiene una forma de
asimilación no académica, puede ser por transmisión oral o por imitación,
aunque se realiza de forma escrita espontánea. Es importante destacar el papel
que juega el imaginario popular donde se va sedimentar, para ir conformando la
memoria histórica en una comunidad, nación
o región determinada.
En
la acción
transmisora de las tradiciones populares prevalece la imitación y la
continuidad, lo que constituye una sistematización, en la forma de comportarse,
en el lenguaje,
adornos, cantos recetas culinarias, medicina
popular, costumbres funerarias, tecnologías, arte
y cuantos valores tipifican en un momento histórico dado y un contexto
determinado.
El
pueblo selecciona y valoriza un hecho que cobra vigencia entre todos,
determinándose así que la obra de un miembro del colectivo pase a ser obra
colectiva de todos en la medida que cada miembro del mismo aporte en su
transmisión y continuidad haciéndola tradicional. También es el pueblo el que
determina su valor
como vivencia cultural, admitiendo y asimilando el contenido que lleva
implícito y eliminando otro. (Linares; 2006:77)
Se
considera este un hecho cultural que depende del pueblo, es el resultado de la selección
y valoración de una obra individual que pasa a ser colectiva en tanto que es
asumida por todos y representativa para todo el colectivo, la convierte en
tradicional.
En
la antigüedad ya se distinguía la cultura popular, a la de los ricos y se
realizaban las primeras definiciones de esta. Este sentido de diferenciación
cultural entre las clases sociales,
alcanza su apogeo en el humanismo
que se fragua durante los siglos XVII al XIX, donde el concepto
de cultura se basa en la idea de la exquisitez como estrategia
de distinción social.
En
esta etapa, la nobleza despreciaba a la burguesía a pesar de tener capital,
se le consideraba portadora de un nivel inferior, por no poseer los
conocimientos culturales necesarios, ni los principios
éticos que los nobles poseían. De esta manera se ofrece una posición
discriminatoria sobre la cultura popular, colocando unos hechos culturales por
encima de otros.
La
identidad cultural se va conformando a través de un largo proceso desde la
socialización del individuo en edades tempranas donde se inculcan y trasmiten normas,
valores, tradiciones, costumbres, mitos,
pasando por el transcurso de etapas posteriores donde son asumidos nuevos
conceptos y adquiridas nuevas experiencias que pueden o no conformar su
identidad, teniendo en cuenta el proceso de formación de la misma, debido a las
nuevas realidades que acontecen, así la identidad formará parte de las
creaciones individuales o colectivas que se nutrirán de las experiencias
comunitarias y formaran parte de la cultura popular tradicional.
Entonces
es conveniente tomar las notas del siguiente autor para entender el proceso de
formación, preservación y continuidad de las tradiciones culturales populares.
La
tradición no es entendida por sus portadores como apropiación de hechos y
situaciones que se repiten, sino también, y es lo más importante, como comunicación
de sentidos. De aquí la asombrosa capacidad que muestran para mantener en equilibrio
lo heredado y la asimilación de elementos nuevos. En los grupos
portadores de este proceso tiene lugar de acuerdo con la disposición de la
colectividad para incorporar un bien o rechazarlo. Lo funcional es, por tanto,
de provecho colectivo y en ello reside un mecanismo importante de preservación
y continuidad. (Vergés; 2009:33)
La
cultura popular tradicional como mecanismo de consecutividad es de suma
importancia en la formación, desarrollo y preservación de los valores
identitarios de una región, nación o localidad. Al definirla no se puede pasar
por alto los siguientes conceptos entre tantos de los esbozados por
investigadores de polifacéticas disciplinas científicas.
Cultura
popular tradicional es el acervo de expresiones y manifestaciones de la
creación popular, mantenido, recreado y transmitido en un proceso secular, que
lo hace tradicional y en el que se emplean vías de transmisión como la palabra
y el ejemplo; en síntesis:
los rasgos y expresiones culturales que distinguen a un pueblo, pero que, a la
vez, presentan las aristas de aquellos elementos que se comparten con otros.
(Guanche; 1999: 34).
El
siguiente autor considera la cultura tradicional como herencia
cultural, donde se modela en las relaciones sociales, jugando un importante
papel la educación
popular al definirla como:
Tradición,
se puede llamar provisional pero deliberadamente, reproducción
en acción, pues la tradición ("nuestra herencia cultural") es por
definición un proceso de continuidad liberada, y sin embargo, se puede
demostrar mediante el análisis
que cualquier tradición constituye una selección y reservación de aquellos, que
representan, no una continuidad necesaria, sino deseada. En esto se parece a la
educación,
que supone una selección similar del conocimiento deseado y de los modos
deseados de aprendizaje
y autoridad.
Es importante subrayar, en cada caso, que este "deseo" no es
abstracto, sino que está efectivamente definido por las relaciones sociales
generales existente.
La
educación es un portador y organizador de la tradición altamente efectiva, pero
existen también otros procesos
sociales no tan abiertamente sistemáticos, mediante los cuales se modela una
tradición. En efecto, es característico de la tradición y de una importancia
crucial para su ubicación en la cultura, que bajo ciertas condiciones sociales,
se pueda generar dentro de la misma sociedad tradiciones diferentes e incluso
antagónicas.
Estos
casos abarcan desde la reselección operativa de la tradición, que es necesaria
para conservar su importancia y su poder
en condiciones cambiantes, hasta aquellos casos en los que la definición del
proceso como historia requiere, por sus criterios internos, unos tipos de
reexaminación y representación que no deben subordinarse a las simples
exigencias de la reproducción cultural. (Herrera; 2008: 10)
La cultura popular tradicional, es algo singular y a la vez universal, ya que es memoria que se crea desde lo popular, se mantiene y se proyecta por diferentes vías, ejemplo, a través de la educación popular. Las tradiciones distinguen a un pueblo, se enriquecen de otras culturas: es dialéctica, sujeta a los influjos externos e internos propios de la naturaleza humana.
La cultura popular tradicional, es algo singular y a la vez universal, ya que es memoria que se crea desde lo popular, se mantiene y se proyecta por diferentes vías, ejemplo, a través de la educación popular. Las tradiciones distinguen a un pueblo, se enriquecen de otras culturas: es dialéctica, sujeta a los influjos externos e internos propios de la naturaleza humana.
La
cultura popular tradicional, de modo semejante que la identidad, es
diferenciación externa y asunción hacia lo interno, existe cuando un grupo
humano se autodefine, pero a la vez es necesario que sea reconocido como tal
por los demás, y atraviesa distintas etapas; que continuamente se está
reproduciendo, situación que le permite desarrollarse y enriquecerse,
debilitarse e incluso desaparecer.
La
identidad tiene una estructura
dialéctica compleja, en ella las formas superiores contienen o reflejan, de
alguna manera, las inferiores. La misma parte de elementos simples como los
ajuares domésticos, las vestimentas, se manifiesta en la idiosincrasia, las
costumbres, tradiciones y el sistema
de valores; marca
la cultura popular y se expresa teóricamente en el pensamiento
social y las creaciones culturales de una comunidad humana.
Para
Poggolotti (1995: 88) la identidad es entendida como:
…valor
de síntesis en la medida que nos movemos en el terreno de la conciencia,
en el cual intervienen, entre otros factores, algo tan importante como la
memoria. La memoria no es la historia en su caos objetivo,
sino tal como la vivimos; como nos ha sido transmitida por la tradición, entre
ellos la tradición oral.
Para
los autores Arias; Castro y Sánchez (2006: 37), la identidad:
…es
un proceso de formación y transformación, un proceso abierto, inacabado (…) y
ese espacio convertido en una pradera dispuesta a recibir todas las lluvias,
los vientos y las brisas, las semillas venidas de todas partes, sobre el
fundamento de una capacidad de selección que asimila las influencias
provechosas y se cierra a lo que pudiera dañarnos.
Las
conclusiones de estos autores no dejan de tener valor para el análisis de la
problemática de la identidad, en su consecución para la cultura popular
tradicional como parte integrante del valor que se refieren. Se consideran sus
preceptos y sus criterios sobre la identidad y la cultura popular tradicional
como un proceso de formación y transformación inacabada, abierta a las
influencias de culturas foráneas, más aun cuando la globalización
de la información
influye a un ritmo acelerado en la actualidad.
Joel
James valora a la
Cultura Popular Tradicional como el resultado socialmente
entendido de toda acción humana creadora, aceptada con alcance colectivo, sin
necesidad de que medien recursos
profesionales de expresión, hábitos, costumbres y criterios de apreciación y
apropiación de la realidad.
La
cultura popular tradicional siempre es presente, y confiere a los hechos del
pasado semejante personalidad
actual sin esfuerzos de modernización; los asume en el presente con todos los colores
del pasado que les puedan ser inherentes, pero con pertinencia de
contemporaneidad.
Una
referencia de hace cien años se cuenta como de hace cien años, pero con
vigencia y con poder aleccionador de hoy. Así pues, la cultura popular
tradicional tiene la curiosa propiedad
de preservar, de garantizar, la perdurabilidad de los elementos iniciales de
sus propios componentes.
La
cultura tradicional no conoce el envejecimiento, y esta característica resulta
factor de extrema importancia en lo que a sus relaciones con la historia se
refiere.
Después
de abordar los diferentes referentes teóricos y conceptuales de varios autores
internacionales, nacionales y locales que abordan la cultura popular
tradicional, se arriba a las siguientes conclusiones:
·
Es
producto del devenir histórico. Su nacimiento en la sociedad se remonta a la
comunidad primitiva, donde el hombre
creó una serie de conocimientos, creencias, tradiciones, costumbres, estilos de
vida que fueron asumidas por todos sus miembros.
·
La
cultura popular tradicional es entendida como la cultura creada y trasmitida de
generación en generación, en un constante proceso de cambio y socialización.
·
El
folklore es producto y patrimonio del pueblo, es el conjunto de bienes
culturales que organizados en forma peculiar actúan en un conglomerado social
dado.
·
El carácter
funcional es, por tanto, de provecho colectivo y en ello reside un mecanismo
importante de preservación y continuidad.
·
La
cultura popular tradicional como mecanismo de consecutividad, es de suma
importancia en la formación, desarrollo y preservación de los valores
identitarios de una región, nación o localidad.
·
La
cultura popular tradicional es el acervo de expresiones y manifestaciones de la
creación popular, mantenido, recreado y transmitido en un proceso secular.
·
Entre
las vías de transmisión se encuentran procesos como la palabra y el ejemplo.
·
La
cultura popular tradicional es algo singular y a la vez universal.
·
Es
un proceso de formación y transformación, un proceso abierto, inacabado.
·
Es
en la comunidad donde se forman, desarrollan, preservan, se valorizan y
desvalorizan las tradiciones culturales.
Por
tanto la cultura popular tradicional es todo el acervo acaecido en la
comunidad, transmitido de generación en generación, son valores que comparten
los individuos, las vivencias, costumbres, los recuerdos familiares y sucesos
históricos, las fiestas populares, las costumbres funerarias, la forma de
alimentarse, vestirse, conducirse, recrearse, sus celebraciones,
manifestaciones religiosas, estilos arquitectónicos, manifestaciones
artísticas: música,
bailes, refranes, leyendas,
pinturas, juegos,
toponimia, medicina popular que son compartidos por el pueblo. Es el arte
popular que abarca cualquier manifestación artística de forma anónima y que
expresa el carácter de su vida en comunidad, donde cada comunidad lo asume y la
hace singular para mantenerlo en su imaginario popular como parte de la memoria
histórica. Es parte inseparable de la identidad y el patrimonio.
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Autor:
MS.c. Abelardo Álvarez Ávila.[Abelardo Álvarez Ávila. Licenciado en Historia y Ciencias Sociales. MS.c. en Desarrollo Cultural Comunitario. Profesor Auxiliar Universidad Oscar Lucero Moya. Holguín. Cuba. Aspirante en Doctor en Ciencia en Ciencias Sociales.
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